CARPE DIEM – Piensa en ti y aprovecha los momentos… nadie sabe lo que le va a pasar mañana….
Si hay algo que hemos aprendido con esta PANDEMIA, con la guerra y con la crisis, está claro, que es esto
Una de las cosas inamovibles en esta vida, es que el tiempo pasa y no se detiene y que tenemos que disfrutarlo al máximo
Las Navidades antes de la Pandemia estuve en PRAGA y me cautivó su árbol de Navidad gigante y, como gran amante y coleccionista de relojes, su reloj astronómico que data de 1410 que se convierte en todo un escenario teatral plagado de figuras animadas que cada hora mueven sus cabezas negativamente.
Todas, menos la muerte, representada por un esqueleto con un reloj de arena que toca una campana, y mueve su cabeza afirmativamente simbolizando que ella tiene siempre la última palabra y que te queda una hora menos de vida.
Pero las personas nos olvidamos de la importancia del tiempo, y únicamente nos percatamos de ello, cuando es tarde ya….y, es entonces cuando queremos correr detrás de los años que se han ido. Y es en esos momentos cuando nace la nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue, de los sueños que no se realizaron y de los caminos que no se recorrieron.
El tiempo no perdona, no espera, simplemente pasa y luego sin querer nos castiga
Si hay algo que caracteriza a la raza humana es la necesidad del control del tiempo
Por eso, deberíamos ser verdaderos sabios al utilizar el tiempo, y darle prioridad a las cosas que realmente lo merecen.
No podemos vivir sin controlar el tiempo y, por eso, para medirlo, y lo digo como apasionado amante de los relojes, el reloj es el complemento más atemporal –valga la redundancia- y necesario que existe.
Por eso, el reloj se ha convertido en el artículo más mimado ya sea por su valor material o emocional, ya sea por la elegancia, por el diseño o por la tecnología. Y es que, sea cual sea el estilo del que hablemos, el reloj va a definir al máximo la personalidad y las ambiciones del hombre que lo porte
El reloj sirve para controlar tu tiempo pero también define tu forma de vida
Podríamos decir que el reloj es aquella joya que nos ayuda a controlar y a gestionar, nos embellece, nos distingue, nos da una imagen de sofisticación, de personalidad, de estilo, e, incluso, define nuestra imagen y a veces nos encasilla
Y además pasa en la mayoría de las ocasiones, de necesidad a capricho
Pero los caprichos, sean del tipo que sean, son más importantes de lo que creemos y dicen mucho de nosotros
Piensa que la persona más importante de este mundo, eres tú mismo, porque estando tú bien, todo a tu alrededor va a estar bien, tu pareja, tus hijos, tu empresa, tus relaciones … por eso tienes que pensar en ti. A esto, Sócrates lo llamaba “Egoismo Ilustrado”, todo empieza por ti. Sé tú feliz y lo contagiaras a tu entorno
Para ello tienes que llenar tu agenda de cosas que te hagan feliz: viajes, “juguetes”, arte, relojes, coches, ropa, relaciones, experiencias….
El tiempo que se disfruta, es el verdadero tiempo vivido
Para ello, todos necesitamos celebrar las cosas y darnos caprichos de vez en cuando. En ocasiones nos tenemos que dar el gusto, de cosas que no son necesidades, sino caprichos, algo que está fuera de lo habitual, de lo racional, de lo ordinario…, pero que nos hace felices, sobre todo si nosotros mismos consideramos que nos lo merecemos
Y no podemos perder el tiempo, porque ¿quién tiene garantía de que podrá hacer algo mañana?¿quién sabe lo que mañana ocurrirá?…. Pues nadie, nadie tiene ese mágico poder, por eso todo lo que podamos hacer hoy para gestionar mejor nuestro tiempo y para ser más felices, no lo debemos dejar para el otro día. Carpe Diem: “Aprovecha el momento”
Y ya que no nos queda otra que hacerlo ya, hagámoslo con estilo
Mira tu presente y valora lo que tienes, antes de que el tiempo, te haga valorar lo que tuviste
Y como decía James Dean: “Sueña como si fueses a vivir para siempre. Vive como si fueses a morir hoy”
Julio Marco Barroso
2 comentarios
Hombre !!!! Cifonelli con sus hombros en la foto del dia
Cuántas verdades Julio. Y qué bien viene el que me lo recuerdes. El frenético “hoy” impide que ni nos paremos a pensar sobre ello.
Gracias!