LIFESTYLE XIII: ¿POR QUÉ CORRER UNA MARATÓN?

El pasado domingo tuvo lugar la trigésima octava edición de la maratón de Madrid, este año con la particularidad de celebrarse simultáneamente también la media maratón y una carrera de diez[...]

El pasado domingo tuvo lugar la trigésima octava edición de la maratón de Madrid, este año con la particularidad de celebrarse simultáneamente también la media maratón y una carrera de diez kilómetros. En total treinta y una mil personas se dieron cita en la plaza de la diosa Cibeles en un día lluvioso, frío y muy poco apacible.

Correr una maratón, y terminarla, es el sueño de muchos atletas y con seguridad de todo corredor. La sensación que se experimenta al cruzar la meta
es difícil de explicar y de olvidar por años que pasen. Esa sensación de recompensa a todo el esfuerzo realizado durante el frío invierno es difícil de
plasmar en papel. Solo viendo la cara de sufrimiento de muchos corredores durante la carrera y la de alegría de los mismos al cruzar la meta puede dar una idea de lo que deben sentir en su interior los últimos 195 metros de la prueba.

La maratón empieza meses antes de que se del disparo de salida. Al menos tres meses de constante entrenamiento son necesarios para que una persona en buena forma física pueda afrontar con garantías de éxito los míticos 42,195Km. De no contar con dicha forma física hay que empezarla a prepararla meses antes o las probabilidades de fracaso serán muy altas. De no dar tiempo al cuerpo a que se
vaya adaptando progresivamente a la carrera de larga distancia a pie puede ocurrir que una lesión aparezca en mitad del plan de entrenamiento impidiéndote tomar la salida. En la maratón, la constancia en el entrenamiento lo es todo.

Aunque parece estar probado que correr semejante número de kilómetros en pocas horas no es beneficioso para el cuerpo humano, también parece haber quedado demostrado los innumerables beneficios, tanto físicos como psicológicos, que el entrenamiento aporta a quien enfrentará una maratón. Preparar una maratón significa que la lluvia, el frío o la falta de luz no pueden ser ya nunca más excusa para dejar para el día siguiente el salir a correr. La maratón, como tantas cosas en la vida, no conoce de atajos y solo la constancia da los frutos. De nada sirve correr un día quince kilómetros si luego no vuelves a encontrarte con tus zapatillas hasta pasados días.

La maratón exige de constancia y sobre todo de mucha fuerza de voluntad. Es esa fuerza de voluntad la que te obliga al llegar a casa y por pereza que te de, por lluvioso que esté el día o por frío que haga ponerte las zapatillas y salir a correr cuando lo que te pide el cuerpo es quedarte con los tuyos descansando y disfrutando de ellos. Precisamente por ello, si tu entorno más cercano no entiende las motivaciones que te llevan a afrontar ese reto las probabilidades de fracaso no harán sino aumentar. De ahí que resulte muy importante hacer participe de tu locura a tu familia.

Todavía no se ha inventado un gel que te de la fuerza y la confianza que te da encontrarte con los tuyos animándote en los momentos más duros de la carrera. Yo siempre he tenido el apoyo de mi mujer, quien además ha corrido conmigo dos maratones, y ahora también el de las más pequeñas de la casa que la acompañan a animarme.

La maratón de Madrid es particularmente dura. Si bien comparte la misma distancia con el resto de maratones del mundo, la realidad es que el perfil de la carrera la hace especialmente dura. Si al mismo salir de Cibeles te encuentras con ocho kilómetros ascendentes, mucho peor es lo que se te viene encima tras pasar el cartel del kilómetro treinta. Justo en ese punto y tras haber abandonado la Casa de Campo una enorme cuesta da la bienvenida a los últimos doce kilómetros. Esta cuesta es seguida por otras de menos pendiente pero igual de duras por su distancia que ponen a prueba hasta al más experimentado corredor.

En mi caso tras pasar el Km 30 en 2 horas 58 minutos estas cuestas mermaron definitivamente mi moral. En ninguna de mis otras cuatro maratones de Madrid había experimentado el famoso “muro” como lo sufrí aquí. Y en esto tiene mucho que ver la poco adecuada preparación específica que he realizado para esta prueba. Raro es el día que no hago deporte pero yo hago deporte porque me gusta, mejor dicho me encanta, y no por obligación. Y el problema es que entrenar para una maratón se puede llegar a convertir en toda una obligación; sobre todo las semanas anteriores al disparo de salida.

Exceptuando el mes de abril, los meses anteriores los pasé como de costumbre, esto es, alternando la bici, la carrera a pie y la piscina. Aunque esto obviamente me aseguraba el sufrimiento los últimos kilómetros de la maratón al no haber sido constante en la carrera a pie y tampoco haber hecho ni series ni largas tiradas, también me posibilitó afrontarla sin agobios y con la seguridad de que si no me lesionaba no tendría serios problemas en terminarla.

Durante el año solo había hecho dos tandas largas, la media maratón de Nueva Deli y la de Madrid, pruebas que alterné con otras de larga distancia de bici. Sin embargo, la falta de kilómetros a pie se notaron en esas últimas subidas que se presentan desafiantes a partir del kilómetro treinta y uno y que te acompañan sin miramiento alguno hasta pasado el cuarenta. A esto tuve que sumar el inmenso dolor en la rodilla derecha, dolor que sabía por experiencia que aparecería antes o después pero que tuvo la deferencia de hacerlo cuando lo más duro ya había pasado. Una farmacia de guardia me vendió un bote de Reflex a la altura de Neptuno, bote que hizo su trabajo en la maltrecha rodilla y la ingle derecha y que me permitió afrontar los últimos kilómetros con la seguridad de que un año más cruzaría la meta.

Es difícil describir lo que se siente al cruzar la meta tras una prueba donde el sufrimiento te desafía a conseguir un objetivo tantas veces soñado
durante las invernales noches de entrenamiento. Sufrimiento al que hay que añadir la peor organización vista hasta la fecha de esta carrera – exceptuando a la salida no hubo asistencia física alguna – y una lluvia, o mejor dicho un tremendo diluvio, que cayó sin compasión durante toda la prueba. Quizás hayan sido estas condiciones las que convertirán a esta edición de la maratón de Madrid en una de sus carreras más míticas y difícil de olvidar.

Mi tiempo fue muy humilde, 4.29 horas, mi peor tiempo de cuantas he corrido. Sin embargo, me siento muy contento con el mismo ya que ahora sí puedo decir que me siento en forma. Y lo puedo decir porque ese día me tocó correr una maratón y la terminé sin gran esfuerzo pero si me hubiera tocado hacer una carrera de larga distancia en bici seguramente también la hubiera terminado y si me hubiera tocado hacer una larga travesía a nado creo poder afirmar que de no haber tenido un problema físico también la hubiera concluido. Y esto lo noté
claramente el mismo día después de la carrera. Acostumbrado a doblar entrenamientos, el lunes, justo un día después de la carrera, ya andaba con
relativa normalidad y el martes apenas tenía algún leve recuerdo de los 42Km en la rodilla derecha.

Sé que correr 42Km para muchos no tiene sentido, sé que para otros es poner el cuerpo al límite sin motivo alguno y sé que otros pensaran que este tipo de deporte es para gente que no puede practicar otros deportes mucho más interesantes. Pero también sé que son muchos los que independientemente de su condición social, económica o intelectual ven en el deporte en general, y en la carrera en particular, una forma de vida y una manera para ser más feliz, más positivo, mejor en sus ocupaciones profesionales y sobre todo alguien con una enorme capacidad de sufrimiento y superación.

Ahora toca bajar un poco el ritmo de la carrera a pie y aprovechar las fechas en las que entramos para disfrutar a caballo de las puestas de sol, reforzar la natación, saborear sobre la bici el increíble y variado paisaje español y preparar otras pruebas, igual de emocionantes y duras, que el verano ha anotado ya en nuestra agenda.

El Aristócrata

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COMENTARIOS

19 comentarios

  1. Hace tiempo comenté en una conversación que el domingo había corrido durante tres horas; un amigo me preguntó: ¿y para qué corres tres horas?, después de unos segundos le respondí: para correr la tercera. Entiendo tus sensaciones porque yo también las vivo, tanto corriendo como en bici. Una maratón, o terminar un Soplao con una pinta que parece que vienes de Stalingrado es algo que no todo el mundo entiende.

    Enhorabuena!!

    Héctor Castañeda.

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  2. Definitivamente Aristócrata eres un mundo de sorpresas para mi. Me pregunto de donde sacas todo el tiempo para hacer tantas y variadas actividades.
    Albert

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  3. La respuesta es encender poco el televisión, dormir no muchas horas y tener en todos los ámbitos de la vida (personal y profesional) siempre nuevas metas que alcanzar. 🙂
    Un abrazo y gracias por comentar.
    EA

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  4. Buenas noches.Leo que aparte de la aficion a la bici de MTB coincidimos en la aficion a correr (aunque ya me he retirado tengo 4 marathones en mis piernas,3 de Madrid y unos de Londres)Si me lo permites te recomiendo que hagas un camino de Santiago (existen + de 20 en la Peninsula con tu bicicleta.Yo ,llevo 14.Saludos

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  5. Agradecería vuestra ayuda. Para una comunión a las diez de la mañana, ¿traje grís color intermedio o traje azul marino oscuro (demasiado oscuro)?. Gracias y perdonad ya se que no es un consultorio

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  6. Mi hermano hace Iron Man y no, no soy capaz de entenderlo. Sí que entiendo el esfuerzo que hay que hacer por llegar a las metas, por forzarse a salir de la "zona de comfort", ese gran enemigo de la vida. Y entiendo que el ejercicio físico es no solo necesario sino beneficioso.

    Mi problema es que tengo demasiadas aficiones como para entregar tanto tiempo a una sola. Bueno, si lo pienso bien, quizá el problema es tener que estar 40 horas semanales en una oficina. Si me pudiera organizar yo el tiempo sí que dedicaría más tiempo al ejercicio físico (no a correr pero sí a otros)… Y si fuera un aristócrata de rancio abolengo, podría dedicarme a todos 😉

    No va por Vd EA. Ya he leído su CV y me parece que es Vd un fuera de serie… Pensaba más bien en personajes como Cayetano de Alba (o el Príncipe de Gales)

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  7. Ya que este blog trata del buen vestir y de gustos por lo exclusivo ¿ no sería más indicado escribir un artículo sobre el estupendo deporte del polo mas que de footing o mountain bike?
    Un abrazo

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  8. Seguramente tenga razón pero el MTB y el footing lo practico y las pruebas q he traído a estas páginas no son tanto del deporte en sí sino del acto de superarse aunq para ello toque sufrir bastante.

    Escribiré más adelante del polo pero si le gustan los caballos le recomiendo la lectura de un artículo q publiqué sobre doma y el PRE.
    Muchas gracias
    EA

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  9. Durante mi juventud he sido atleta amateur, he participado en multitud de campeonatos y pruebas populares, hasta que poco a poco lo fui dejando por mis obligaciones laborales y familiares. Mi rodilla dijo también que ya bastaba de tanto esfuerzo, y en la actualidad apenas dedico tiempo en salir a caminar o pasear en bici.

    La vida, las obligaciones y el propio cuerpo cambian los hábitos de cada individuo, pero sin lugar a dudas entiendo sobradamente qué hay detrás de participar en una prueba así, kilómetros y kilómetros de rodaje por asfalto, parques, campo y hasta playa. Series y series, sesiones de pesas, técnica de carrera para mejorar la zancada y el gesto, piscina… Horas y horas dedicadas sin ningún interés lucrativo, tan sólo el placer de superarse como recompensa.

    Por mi parte esa etapa pasó y ahora quedan otras metas distintas que alcanzar en la vida, que debemos vivirla como una carrera en competición con uno mismo con el único afán de hacernos mejores personas integramente.

    Saludos.

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  10. Por cierto será un placer convidarle a un partido cualquier día a partir de ahora puesto que ya ha empezado la
    Temporada . Tenemos partido todos los fines de semana en puerta de hierro .
    Un fuerte abrazo y enhorabuena por sus artículos

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  11. Amigos de EA:

    Una vez mas tengo que agradecer a nuestro EA por la deriva deportista de comentarios llenos de sentido común y de afán de superación en su magnifico blog.Pero puestos a innovar, echo de menos dos aspectos fundamentales en lo que debe ser un señor. Que son la educación, en cuanto a moralidad y modales, y la cultura, literatura, arte, filosofía…
    Todos los que habitualmente viajamos, nos damos cuenta de la progresiva mala, o carencia de, educación que se ha instalado en nuestro país. Malos modos, nula amabilidad, lenguaje infecto, tuteo a inferiores laboralmente hablando… Podría ser un tema para un próximo comentario.
    En cuanto al cultivo en edad adulta de la cultura, en Madrid hay sitios, pocos, y algunos caros de cursos, seminarios… muy atractivos.
    Sin querer ser petulante, el trato con personas de alto nivel social y económico, nos enseña que lo que distingue realmente a un autentico caballero son su saber estar, en cualquier sitio y con cualquiera, y su cultura, por supuesto sin apabullar. Un cordial saludo.

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  12. Absolutamente de acuerdo con Vicente. Puede que el título del blog incite a pensar sólo en la ropa y el lujo. No así el del libro del señor Galiacho, que apela al caballero. Y un caballero es algo más que un traje, unos zapatos y demás. Es una forma de ser que incluye modales y cultura. Que uno pueda gastarse 4.000 € en un traje no le convierte en un señor. Sí el trato hacia otras personas, los modales o la conversación. Que son, además, gratis. No caigamos en el viejo error de confundir nobleza con aristocracia.

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