Chella, Valencia, ¿qué se le puede perder a un fumador de tabacos premium allí? Eso se pregunta uno hasta que abre las puertas de La Academia del Tabaco, en ese momento cualquier duda se disipa y uno olvida por completo encontrarse en un pueblo de interior de la Comunidad Valenciana.
En la segunda plata de las instalaciones de LCT (La Casa del Tabaco), una de las mayores distribuidoras de tabaco de nuestro país y especializada exclusivamente en tabaco premium (distribuyen marcas como Arturo Fuente, Oliva, Perdomo, My Father, La Regenta, Condega…), lo último que esperaría uno encontrar en una nave logística es un club de fumadores de 200 metros cuadrados forrado en madera, sillones de piel, barra de bar, su propia cava (más grande que la de muchos Estancos)… Lo que viene a ser el sueño de todo fumador.
Eso es lo que encontramos hace unas semanas varios lectores de El Aristócrata y socios de Club Momento Humo (el club de fumadores que un servidor creó junto con un par de amigos hace 7 años) en una escapada a Valencia con la intención de recibir una formación sobre tabaco.
Como ya hemos hablado en otros artículos, el fumador de cigarros puros no es un fumador compulsivo ni esclavo de un vicio, sino dueño de un placer. Ello suele llevar aparejado que uno quiere saber más y más sobre ese placer, embeberse de conocimiento y saber qué fuma, cómo se fabrica. Pues en respuesta a ese qué y cómo, se creó hace ya unos años La Academia del Tabaco, un club de fumadores con vocación formativa, un sitio donde todo aficionado puede recibir una amplia formación sobre tabaco premium. Tanto pre-industria (lo que va de la semilla al añejamiento) como industria (del rolado al empaquetado) tienen cabida en la formación. Desde la minúscula semilla hasta corte y encendido iremos pasando por cada proceso, viendo muchos de los temas que intentamos tratar en nuestra web de El Aristócrata (curado y fermentación, formatos de cigarro, catar un tabaco, normas básicas de un fumador…). Si toda esa formación la recibes mientras disfrutas con otros fumadores de un buen cigarro y algo de maridaje, la experiencia es sublime.
Pero vayamos por partes. Viernes 22 de abril, 6.30am sale nuestro tren desde Atocha (alguno fue más listo y tomó el tren el jueves por la tarde) dirección Valencia, a la que se llega en menos de 2h, donde un autobús nos espera para llevarnos hasta Chella, que viene a estar a 1h Conociendo cuánto nos gusta regar la comida y los tabacos con buenos caldos y espirituosos, teníamos claro la necesidad de contar con medio de transporte con conductor.
A las 10am nos esperaban Aitor Zapata, Director Internacional de Marketing y Ventas del Grupo, y Honorio Tortosa, Director de Operaciones de LCT, para comenzar nuestra jornada tabaquera.
Empezamos dejando nuestros enseres en las instalaciones de La Academia del Tabaco para inmediatamente tener un tour por LCT, donde así poder conocer cómo es tratado y almacenado el tabaco desde su llegada a nuestras tierras hasta la llegada a nuestros Estancos. Recepción, congelado (durante una semana a -33 grados, para matar cualquier posible presencia de Lasioderma, el ‘bicho del tabaco’), almacenaje (en cámaras refrigeradas y humectadas), preparación de pedidos, control de salida (el tabaco es un producto con un control absoluto por parte de las Autoridades Sanitarias y Fiscales)… Es interesante ver cuán bien cuidados están los tabacos, la seguridad que nos da de cara a saber que no han sufrido cambios bruscos que afecten a sus cualidades y sabor.
Subimos al club (que igual no os hemos dicho que hacerse socio es gratis en la propia web de La Academia del Tabaco) de cara a darle candela al primer tabaco del día, con un café y un tentempié, e ir ocupando nuestros puestos en la zona de formación (donde cabemos más de 20 aficionados con bastante holgura). Tres amenas horas de la mano de Aitor (excelente comunicador y gran conocedor del tabaco) y buenos tabacos llenas de infinidad de conocimiento, anécdotas, dudas resultas y mayor amor a la rica hoja.
Tras una pantagruélica comida en un restaurante cercano (Asador El Refugio), volvemos a pasar la tarde a La Academia del Tabaco, ya sin ‘obligaciones’, para pasar las siguientes horas dedicadas en exclusivas al hedonismo: tabacos, espirituosos y buena conversación. A las 19.30h recogemos velas y el autobús nos devuelve a Valencia capital, donde continua nuestra jornada.
Pedro Garcia Mocholí, presidente de La Academia del Tabaco, crítico gastronómico en Las Provincias y en Cadena Cope Valencia, y quien nos ha acompañado desde el primer momento, nos organiza una cena en La Aldeana 1927, en el barrio de El Cabañal, uno de esos sitios donde uno no iría de motu proprio (por desconocimiento del sitio y desinformación del barrio) pero que comes maravillosamente bien y te sientes como en casa. Si de algo sabe bien Pedro es de comer y fumar de categoría y fuera del circuito de los locales y tabacos de moda. La noche terminó, por supuesto, con un buen tabaco aprovechando la temperatura primaveral de la capital del Turia.
El sábado regresamos a casa, si bien antes algunos dedicamos la mañana para visitar el Museo de Bellas Artes de Valencia, la mayor pinacoteca de Sorolla tras el propio Museo Sorolla de Madrid, otros para pasear por la cuenca del Turia (maravilloso trabajo el realizado por la ciudad en esta zona) o visitar cavas de la ciudad buscando tesoros perdidos en forma de cigarros.
La Academia del Tabaco es un refugio para el fumador, una isla de libertad y respeto que, estoy convencido, es el ejemplo del futuro cercano que nos espera a los amantes del tabaco premium. Al maravilloso espacio se une la formación gratuita que recibimos sobre este mundillo, ¿qué más se puede pedir? Auto respondo a esta pregunta, replicarlo en las principales ciudades de España.
Nota: Estamos planteando un viaje oficial de El Aristócrata a Valencia, incluyendo en el itinerario una visita/formación a La Academia del Tabaco, ya os iremos contando más adelante.
David A. Blasco
5 comentarios
Dejo una reflexión. Si un verdadero gentleman se mima a si mismo y hoy en día sabemos lo que perjudica a nuestra salud el tabaco y el alcohol. ¿Por qué no derivar el sibaritismo a otras áreas con productos gastronómicos que no nos autodestruyen sino todo lo contrario como el aceite? (No pertenezco al sector aceitero que conste, era solo para poner un ejemplo).
Como el mismísimo fundador de esta página dijo aquí una vez: “Unos fuman, otros beben, otros se drogan y otros se enamoran… cada quien se mata a su manera”.
Parafraseando a San Mateo y sin ánimo blasfemo, alegar que no sólo de pan vive el hombre, a veces también necesita un trago y un cigarro…:)
Saludos.
El placer de fumar un buen puro es insustituible. En mi caso, fumar una noche de verano a solas o en compañía de un buen amigo con una copa de mi Brandy preferido es maravilloso.
Fumar cachimbas puede parecer inofensivo, pero conlleva riesgos serios para la salud. La exposición prolongada al humo y las toxinas pueden afectar negativamente los pulmones y el corazón, similar a los efectos del tabaquismo tradicional.