Los coches y la música son dos de mis principales pasiones. Y, además, tengo unos gustos en ambos casos muy heterogéneos, me gusta casi todo, salvo los eléctricos y el reguetón. Qué se le va a hacer. Siempre me ha resultado curioso que muchas estrellas del rock han profesado devoción a los automóviles y algunos de ellos son, o han sido grandes coleccionistas e incluso asiduos participantes de carreras. Conozcamos a algunos de ellos y sus máquinas favoritas.
Como no podía ser de otra manera, empecemos por el rey. Elvis Aaron Presley que disfrutó en su corta vida de un montón de coches, a cada cual más bonito o singular. Quizás en la mente de muchos tengamos el llamativo Cadillac Fleetwood rosa, de hecho, la marca americana era una de sus favoritas y tuvo varios modelos, o el impresionante y exclusivo Mercedes 600. Personalmente me quedo con el BMW 507 que se compró cuando vino a Europa para hacer el servicio militar, lo repintó del blanco al rojo, dicen que para que no se notaran los labios marcados por los besos de sus admiradoras.
El rey es el rey, pero si tengo que elegir mi grupo de rock favorito no dudo en señalar a Pink Floyd. Crecí disfrutando los mejores años del progresivo y los británicos, para mi gusto y aunque la competencia es durísima, son número uno. Cuando descubrí que tres de sus cuatro miembros eran auténticos devotos de los coches, mi amor se multiplicó hasta el infinito. Su batería Nick Mason se aplica con idéntica pasión a las baquetas que a los volantes y palancas de cambio. Tiene una colección impresionante y entre las joyas de su corona, un fabuloso Ferrari 250 GTO con el que no duda en participar en los mejores eventos del motor, como el Festival de GoodWood. No dejen de ver en youtube el vídeo que muestra el paseo que le dio a Brian Johnson de ACDC, otro pirado de la velocidad.
Como decía, los chicos del fluido rosa son verdaderos apasionados. Hasta su vocalista primitivo Syd Barret condujo un Pontiac. Pero nada que ver con el resto. David Gilmour tiene una flota de Ferraris y Roger Waters se pasea por Europa a lomos de un Bentley S2. Eso es nivel.
Posiblemente tan entusiasta o más que Nick Mason es Brian Johnson. El cantante de ACDC es un loco de los coches que invierte su tiempo y dinero en ampliar su colección y participar en carreras. Tiene hasta un programa de motor para hablar de ello y comparte con sus amigos la pasión por la velocidad. El Lola T70 es uno de sus favoritos. Incluso cuando está de gira busca el hueco para ir a ver o probar algún coche. Ha sufrido algún accidente que para nada le han quitado las ganas de seguir rodando.
Los dos grupos más populares del siglo XX también tienen representantes que les gusta conducir casi tanto como tocar. En los Beatles fue John Lennon quien paseó su fama a lomos de un espectacular Rolls Royce Phantom V pintado a imagen y semejanza de una caravana de gitanos que tenía plantada en su jardín; una sugerente idea que partió de su compañero Ringo Star. Georges Harrison se decantó por un Aston Martin DB5, muy british él.
También era de Aston Martin Mick Jaeger. El líder de los Rolling Stones usó en sus tiempos mozos un DB6 y el canalla de Keith Richards fue en un Bentley S3 con chofer para poder disfrutar de las noches de fiesta sin miedo a perder el carnet.
Una mujer con tan buen gusto musical como para los automóviles fue Janis Joplin quien se compró un precioso Porsche 356 cabrio y lo pintó bajo la misma influencia que John Lennon (me refiero a las pastillas, no a Ringo) con un diseño sicodélico. Un tonto lo robó, y lo retocó con spray gris para pasar desapercibido, pero evidentemente no lo logró y fue detenido. El coche volvió a su dueña, triste y tempranamente desaparecida y hoy, el coche luce en el rock and roll hall off fame.
Un secreto, el primer single de rock que compré fue The tide is high de Blondie. (Mi primer LP fue, obviamente, The Wall). Lo hice porque ese bellezón rubio en la portada me cautivó. Luego me conquistó su música, pero esa es otra historia. La querida Debbie Harry pilotó un cañero Chevrolet Camaro. In V8 we trust.
La nómina de rockeros enamorados de Ferrari es larga y va desde Rod Stewart que acumula varios, entre ellos un excepcional Enzo hasta Eric Clapton y su hiper exclusivo SP12 EC (SP es de special production, lo del 12 y la EC no es necesario explicarlo). Vamos, un auténtico coche hecho a medida sobre la base de un 458 Italia y toques de inspiración del mítico BB512. Y aquí no puedo dejar de mencionar el road trip de mano lenta con el maestro del blues BB King a lomos de un Cadillac. Puro placer para los oídos, lo digo principalmente por el duelo de las guitarras.
Mi roquero gótico favorito es Alice Cooper, un genio de la música y con un concepto del espectáculo que es único. El bueno de Alice sigue decapitando incautos en el escenario en sus anuales giras por todo el mundo. Cuando no toca, juega al golf (es hándicap 0) y para poder llevar los palos con espacio y clase que mejor que un Chevrolet Bel Air.
Con tanto o más espíritu patrio, el genuino Bruce Springsteen se pasea con otro Chevrolet, pero en este caso y como corresponde con su personalidad opta por un Corvette Stingray.
Y para cerrar este listado, en el que cabrían muchos más, mi querido Billy Gibson de ZZ Top. Además de su electrizante sonido, me encanta su buen gusto por los hot rods. Todos hecho a su gusto y a cada cual más bonito. ¡larga vida al rock&roll!
Javier Arias
Un comentario
Estimado EA,
¿Esta semana nos tiene castigados sin artículo?
Rara vez se ha retrasado tanto. Solamente recuerdo una y el lunes a primera hora ya estaba solventado.
Espero, de corazón, que usted se encuentre bien y sea un problema de agenda.
Un abrazo.
Eneko