CULTURA Y ARTE EN VILLA LA COSTE

El mundo de los hoteles está cambiando. Y diría que para mejor.[...]

El mundo de los hoteles está cambiando. Y diría que para mejor. Si bien siguen predominando los hoteles impersonales, independientemente de su número de estrellas, aquellos con alma son cada vez más frecuentes.

Las temáticas más frecuentes de los conocidos como hoteles de autor son las relativas al vino. Pero aun cuando esta sea la más habitual, la arquitectura del edificio, el paisaje que lo rodea e incluso la gastronomía convierten a estos hoteles en destinos muy apetecibles.  La seguridad de no cruzarte con el temido y frecuente turista de mal gusto es, qué duda cabe, otro aliciente indiscutible.

En general el panorama hotelero en España y en particular en Madrid está mejorando a pasos agigantados. Hoteles de gran lujo están llegando cada año en mayor número, los más icónicos se reforman para actualizarse a los tiempos y hoteles con firma – Armani, Bulgari etc. se plantean Madrid como un posible destino.

Sin embargo, todos estos grandes hoteles, desde el Wellington al Four Seasons y desde el Palace al Ritz están tan atiborrados de personas que al huésped que paga la habitación se le termina haciendo el hotel y, sobre todo, las zonas comunes, muy incómodas. Hay centros comerciales que tienen menos movimiento de personas que dichos hoteles en horas punta. Algo que por otro lado también ocurre en las capitales y ciudades europeas con hoteles similares. Y, por ello, los hoteles con encanto y sin el perfil de cliente del gran hotel resultan cada vez más atractivos.

Los más asiduos a esta página recordaréis el artículo que dedicamos a los hoteles Auberge Ostape y Beaumanoir, ambos en el sur de Francia. En este link podréis releer sobre ellos. Muchos otros hoteles “con encanto” hemos tenido la enorme suerte de descubrir, aunque no tiempo para de ellos escribir. De todos nombrar La Casa Cosme Palacio, un hotel de 12+1 habitaciones, donde solo te puedes hospedar si la propiedad lo autoriza. Es un espacio que va más allá del típico hotel boutique y donde no puedes coger habitaciones independientes, sino toda la casa.

De esta manera, durante tu tiempo todo el hotel pasa a funcionar como tu propia casa, de ahí probablemente su nombre. Si bien la edificación y el interiorismo están francamente cuidados, lo que hace verdaderamente especial este sitio es la atención que recibes. Desde un mayordomo a tu disposición las 24 horas, hasta un servicio de comidas y cenas de verdadero lujo. Servicio que puede ofrecerlo o el propio personal de la Casa o los cocineros Michelin de la zona. Los jardines que lo rodean, esa bodega que en tantos buenos momentos, profesionales y personales, me ha acompañado lo convierten en algo totalmente diferente a hoteles vinícolas o de campo a priori más conocidos.  

Cerca de Marsella, a veinte minutos de Aix en Provence, está el hotel que más me ha llamado la atención en los últimos tiempos. El hotel Villa la Coste. En plena Provenza, 240 hectáreas a lo largo de las cuales se erigen esculturas, principalmente de arte contemporáneo, de los artistas más reputados. Igualmente, en el interior de los diferentes pabellones repartidos por la finca y diseñados todos por los mejores arquitectos, encontramos exposiciones temporales de pintura y escultura, también principalmente contemporáneas.

Por solo nombrar unos nombres, los amantes del arte podrán disfrutar de pintura, escultura, edificios y pabellones de Tadao Ando, Louise Bourgeois, Bob Dylan, Tracey Emin, André Fu, Frank Gehry, Andy Goldsworthy, Christopher Green, Kengo Kuma, Paul Matisse, Oscar Niemeyer, Jean Nouvel, Renzo Piano, Richard Rogers, Richard Serra, Conrad Shawcross, Lee Ufan, Ai Weiwei and Franz West. Mi estancia coincidió con la exposición de Damien Hirst, artista tan controvertido como impactante.

La obra del británico puede encontrarse tanto en el lobby y edificio principal como repartido por los diferentes pabellones, convirtiendo el hotel más en una galería de arte que en un hotel al uso. Los amantes de sus mariposas no verán nunca tanta obra suya expuesta dedicada a su insecto preferido. La finca es maravillosa y pasear por ella mientras se disfruta de todo lo expuesto un auténtico lujo. 

A la entrada a la finca, y abierto al público, se encuentra un pequeño “pueblo” con restaurantes al aire libre que reflejan la esencia de la Provenza. Sitios donde la relajación y un ambiente tranquilo están garantizados.

De preferirse una cocina más cuidada, en la parte más alta de Villa la Coste se puede comer en el restaurante con estrella Michelin de la chef Hélène Darroze. El menú pudiera sorprender pues son solo cinco pases, aunque cada uno de ellos con mucho más fundamento que los de los menús con más platos. Como amante del chocolate, se agradece que aquí sea el protagonista de los dos postres relegando a los tristes cítricos que hoy tanto se estilan. Las vistas impresionantes y la cristalería, Zalto para las copas y divertidos vasos Ichendorf para el agua, de agradecer. La carta de vino para perderse. Un elegante Bâtard-Montrachet del 19 hizo la experiencia si cabe más especial.

Paddy Mckillen, multimillonario irlandés, propietario en su día de múltiples hoteles de lujo, entre ellos el Claridge, es quien se encuentra detrás de esta maravilla. Paddy, quien escoge a los artistas y con ellos pasa meses diseñando y decorando sus hoteles, es también el propietario de Château la Coste. Amigo personal del cantante Bono de U2 es igualmente coleccionista de Vespas, de ahí que el modelo creado con fines benéficos de la Vespa de U2 presida el pasillo que da acceso a la recepción del hotel.

Y qué mejor forma que unir el arte y la cultura vino que hacerlo a través  del vino y una bodega diseñada por Jean Nouvel. Aunque ni bodega ni vino son especialmente destacables, el arte expuesto está muy por encima de la insípida y moderna bodega, no deja de ser un complemento interesante. Aunque caté todos los vinos que allí se embotellan solo recuerdo con cierto agrado el que el empresario irlandés elabora en Argentina. Dicho lo cual, el rosado, vino protagonista de la bodega, sin ser nada del otro mundo se deja beber.

Claramente no volvería a Villa la Coste por sus vinos, pero sí lo haría por su concepto rompedor y por poder disfrutar de una de mis pasiones, el arte contemporáneo. Pero antes de terminar de narrar lo que fue la experiencia hay que hablar de lo cuidado del servicio y sus increíbles habitaciones, todas suites. El servicio súper profesional, de maneras cuidadísimas, no invasivo, pero siempre pendiente, cercano y muy atento. Cómo se nota cuando el personal ha estudiado para ello varios años y no solo han recibido unas cuantas recomendaciones. – El mes pasado daba una conferencia en el Centro Superior de Hostería de Galicia y tuve la oportunidad de conocer el grado que imparten con todas sus asignaturas. Solo con estudiantes formados como estos podremos ofrecer en España un producto de nivel.

Las habitaciones a la altura de su concepto de hotel/museo. Muebles preciosos de diseño, libros de arte, decoración nada recargada, última tecnología con la que ponerte en contacto rápidamente con el personal del hotel, de silencio y vistas envidiables…

Estos hoteles son por los que bien merece hacer un esfuerzo, tanto de tiempo como de dinero. Un lujo diferente, pero de verdad que lujo en letras mayúsculas, de cliente cuidado y no de rico estrambótico, de persona silenciosa y no ruidosa, de amante de la esencia y no del bote grande, que prefiere la madera, la piedra y el hormigón a griferías doradas y grandes columnas de mármol. Y, por supuesto, que sabe disfrutar de la mejor gastronomía sin necesidad de que un tipo en camiseta y gafas de sol eche sal directamente de su mano en su carne.

En definitiva, un sitio maravilloso que nos recuerda a la mítica Benesse House Museum de la isla de Naoshima diseñado por Tadao Ando y que todo amante del arte y el lujo debería tener también en su lista de imprescindibles.

El Aristócrata

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COMENTARIOS

8 comentarios

  1. Muy interesante el artículo. Conocía el sitio y no puedo estar más de acuerdo con la descripción del sitio. Muy acorde también con la línea editorial de su página. Como un traje a medida frente a uno de Dolce Gabbana. Pura clase y esencia.

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  2. Sitio especial donde los haya. Tremendamente “disappointed” de que lo comparta con todos sus lectores. Estos secretos, como las amantes, deben quedar en el olvido más presente por siempre.

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  3. Si este país está abocado a que su único motor económico sea el turismo…al menos intentemos ser profesionales…cuanta razón y cuanto nos queda por delante!!

    Una fotografías bonitas por cierto!!
    Gracias por el artículo 😊

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  4. Lo de tener que coger el hotel entero me sobrepasa. ¿Para que quiero trece habitaciones?
    Solo tendría sentido si viajo con más gente, algo que me horroriza.

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