BESPOKE LXXVI: POR FIN EN CASA, LOS ZAPATOS MTM

Cuando acudimos al servicio a medida, ya sea de una camisa, un traje o, como es el caso que nos ocupa, de unos zapatos buscamos principalmente dos cosas: un producto diferente [...]

Cuando acudimos al servicio a medida, ya sea de una camisa, un traje o, como es el caso que nos ocupa, de unos zapatos buscamos principalmente dos cosas: un producto diferente y una comodidad extra. 

Las camisas dejan poco margen más allá de contar con unos puños o un cuello determinado, el traje por su lado aumenta las opciones entre las que elegir, tanto en el pantalón como en la chaqueta (solapas, bolsillos, cinturilla etc.). Los zapatos por su tamaño y configuración dejan menos partes donde imprimir nuestro gusto personal pero te permiten hacerlo mucho más ingenio. Un brogueado determinado, un pespunte en la puntera, una suela o un hilo de color, diferentes tipos de pieles, una suela con una línea especial…son todos detalles pequeños pero de gran sutileza y finura. 

Siempre defenderé lo especial de contar con prendas bespoke frente a las MTM pues su terminación y calidad de mano de obra suele ser muy superior. Sin embargo, no son pocas las camisas y los trajes MTM que le quedan mejor a su portador o le hacen más atractivo que trajes 100% bespoke. Yo mismo tuve un traje de confección con el que me sentía muy a gusto por su corte y su especial caída.  

También tengo algún traje bespoke que si bien en el probador lo veía correcto, luego en la calle como que le faltaba algo y a penas me lo he puesto. Los que tenemos ese “cuerpo de provincia” que he mencionado alguna vez podemos permitirnos vestir prendas que sin ser a medida pueden quedarnos bien. Por supuesto, nunca lo harán como de haber sido confecciona por un sastre de primer nivel pero todos seguro que hemos sentido atracción por alguna prenda que hemos visto en algún escaparate. 

En lo que a los zapatos respecta puede llegar a ocurrir algo parecido pero con una ventaja añadida. Un traje, un abrigo o una camisa no cambia su hechura ni su comodidad con el paso del tiempo. Sin embargo, un zapato sí. Un buen zapato suele ser duro las primeras puestas, en ocasiones estas “primeras” puestas se traducen en muchas puestas, pero con el paso de los años es tan cómodo que resulta difícil cambiarlo. La piel, la propia suela, la pisada, el ancho, alto etc se han ido poco a poco haciéndose a la morfología de cada pie terminando siendo muy cómodos. Los zapatos bespoke tienen la ventaja de acortar el periodo de adaptación a nuestros pies, pero que nadie por ello piense que un zapato a medida es cómodo desde la primera puesta. No lo es, necesita también adaptarse a nuestros pies.

El zapato MTM difiere tanto con el industrial como hace con el bespoke. Analizadas han sido varias veces las diferencias entre uno y otro y no nos repetiremos. Solo mencionar que al contrario de una camisa o un traje donde la diferencia radica en el proceso de confección y la mano de obra utilizada (máquina frente humana), un verdadero zapato MTM está más cerca de un bespoke que de uno industrial. Cierto que no se miden los pies detalladamente como sí se hace en uno bespoke, tampoco se realiza la pertinente horma de madera etc. Pero el proceso de construcción es puramente artesanal y se realiza enteramente a mano y de forma muy similar al bespoke. 

Pero es importante diferenciar entre un auténtico zapato MTM, como el que mostramos aquí, de aquel que se ofrece como tal pero donde el cliente se limita a escoger un tipo de horma, un modelo entre uno existente, un color de piel, de suela o de hilo. Igual que un buen traje MTM no tiene nada que ver con uno donde todo se hace a máquina pero permite detalles de aquel, tampoco un zapato MTM coincide en muchas cosas con detalles pero industrial. La clave está en la mano de obra utilizada, en su calidad y en sus horas. Conseguir un verdadero traje MTM por menos de 1.000€ es tan difícil como conseguir un zapato MTM por menos de similar valor. Al final, ambos productos requieren de un número de horas de trabajo que harían imposible justificar un precio menor.

Conforme habíamos hablado, Antonio tenía listos los zapatos para la Feria de Sevilla. Aunque no los estrené entonces – quienes la hayan visitado entenderán rápidamente el porqué – si los tengo ya en mi poder y deseándolos comprobar su comodidad. 

Como recordaréis en el artículo anterior dejamos el proceso del zapato en pleno montado, Desde entontes se han realizado los siguientes trabajos: colocación de topes , contrafuertes y barretas – realizados con cuero de curtición 100% vegetal rebajado con la chaveta -, mojado y el golpeado sobre la horma hasta darle la forma y consistencia requerida. La función principal de estas piezas es mantener el calzado en la forma original que se obtuvo con la horma. Son precisamente estas piezas las que hacen que el zapato sea lo suficientemente duro como para no deformarse y evolucionar en el tiempo pero flexibles para que no lleguen a molestar.

Tras tallar el “murete” sobre la planta de montado con un cuero de John Redenbach se corta un cerco del mismo cuero pero más fino. Para Antonio García Enrile, artesano de estos MTM, el curtido de esta casa es el que mejores resultados le ha dado de cuantos ha probado. Una vez montado el zapato sobre la horma se procedió a empalmillar a mano a dos cabos formados por varias hebras de hilo de lino empegadas entre sí con cerote. Este trabajo es la base de todo buen calzado artesanal.

La suela es bastante especial y no es fácil encontrarla en un zapato “normal” MTM. Normalmente, en estos zapatos la línea de la suela es igual a la de un zapato estándar.  Nosotros preferimos diseñar una con forma de una cintura de violín muy pronunciada, haciendo desaparecer el cerco en la zona del enfranque y cosiendo el corte directamente a la planta en esta zona.

El siguiente paso fue rellenar con corcho natural el diminuto hueco que quedaba bajo la planta y poner el cambrillón de madera para dar estabilidad al conjunto. Sobre dicho cambrillón se coloca otro cuero para tallar la forma biselada que presentará la zona de la cintura de violín.

Se colocó la suela, se le abrió el hendido y se punteó para unir el cerco a la suela. En este caso se usaron dos hebras de lino “les chines” azulón. Este contraste resalta la costura exigiendo mucha precisión pues cualquier fallo se notaría enseguida. Tras cerrar el canal que deja oculta la costura de la suela, se subieron los tacones estrato a estrato y se procedió a lijar y refinar los cantos y la suela. Posteriormente se pintaron y enceraron  los cantos y se pasaron los hierros de lujar calientes . 

Terminado todo ello, se pasa a quitar la bolsa de protección y aplicar la pátina de la suela. Además de dicha pátina, Antonio hizo un pequeño dibujo en la suela para darle un toque más especial. El color obtenido sobre la suela JR ha sido muy curioso – en las fotos resulta difícil percibirlo como es en realidad -. De hecho, se decidió no dar más capas de este azul para dejarlo en el color que resultó de aplicar este azul sobre el natural de la suela. El último detalle fue rematar el tacón con los clavos de sujeción en forma de zapato. Antonio lo grabó el dibujo en la suela con una liseta para luego colocarle dichas puntillas de protección (de latón con cabeza cónica, hechas especialmente para zapateros).

De nuevo ceras, en este caso usó Saphir para pulir el zapato y la suela, y el toque final de brillo.  Para cerrarlos se recurrió a unos cordones planos de algodón encerado en color azul de 4mm de ancho. 

“Y este es el resultado del que me siento muy orgulloso, para mi uno de los zapatos más bonitos y originales que he hecho en mi vida y más complejos a  nivel técnico” – Antonio García Enrile

El Aristócrata

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COMENTARIOS

12 comentarios

  1. Qué preciosidad de zapatos. Ese hombre es un genio. Cuánto amor y entusiasmo se ven en ellos. Es precisamente el alma que llevan dentro lo que nunca conseguirá un zapato industrial.
    Enhorabuena desde Bogotá

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  2. Insisto: este señor se tiene que ir de Sevilla. Demasiado arte para una ciudad que ni viste buenos zapatos ni sabe apreciarlos. Y dudo que lis pague.
    Albert

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    1. Me precio de vivir en pueblo de la provincia de Sevilla pero visito muy a menudo la ciudad y se de mucha gente que tiene y viste zapatos de mucha calidad .

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  3. Enhorabuena por la elección y felicitar al magnífico artesano Enrile.
    Me imagino que será exclusivo tener un zapato a medida, pero los que hemos seguido la ejecución de este bello zapato, nos da la idea de la categoría del autor y los que tememos varios de sus modelos, nos sentimos orgullosos de ello.
    Personalmente, creo que seguir los consejos de D. Antonio, es un acierto seguro, y yo lo hago.
    Enhorabuena al autor y al cliente.

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  4. Pues si…yo soy de Sevilla y me precio de contar con varios Crockett and Jones, Alfred Sargent y demas en mi zapatero…a pesar de lo que algunos crean, en Sevilla, ademas de ser una ciudad donde se viste muy bien, tambien se lee, incluso hemos conseguido viajar fuera gracias a los aviones y coches y para mayor asombro somos muchos los que tenemos estudios universitarios…
    Esta claro que algunos siguen pensando que vamos con alpargatas blancas a segar el trigo del señorito a algun cortijo…ese supremacismo suele salir siempre del mismo sitio,lamentable…

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