BESPOKE LII: PAULO BATTISTA, SU ESTILO EN FORMA DE TRAJE

Decía Mark Twain que “viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”. Y esto también aplica a la sastrería. [...]

Decía Mark Twain que “viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”. Y esto también aplica a la sastrería. El conocer diferentes puntos de vista del oficio, viajar y hablar con sastres de idiomas diferentes tanto de lengua como de aguja, te ayuda a comprender esta frase en toda su extensión.

En la sastrería, como en todo en la vida, es más que aconsejable abrirse y conocer cosas nuevas y puntos de vista. Si no, no hay ni evolución ni mejora. Pero hacerlo con mente abierta y no solo con ganas de criticar o entonar el tan común español “yo más” o “yo mejor”. Igual que un médico se forma continuamente aprendiendo, leyendo lo escrito por otros compañeros, asistiendo a congresos etc., también los sastres deberían, al menos desde mi punto de vista, avanzar en su profesión profundizando en el conocimiento del hacer de otros profesionales. 

Obviamente, médicos, sastres, futbolistas, abogados, fontaneros etc. pueden ser mejores profesionales viendo a más enfermos, haciendo más trajes, ensayando más penaltis, llevando más casos o arreglando más frigoríficos. Sin embargo, si se quiere ir un paso más allá y no solo mejorar tu técnica, sino convertirte en un referente en tu campo, el aprender de otros, en todos los campos, es algo fundamental. 

Sin embargo, esto no se estila entre el gremio de sastres. Una vez abren su propia sastrería el proceso de aprendizaje se ralentiza y se perfecciona la técnica según el trabajo del día a día o según lo que aprecien en las prendas que puedan llevar sus nuevos clientes. De ahí que los sastres que pasan por diferentes sastrerías hasta abrir la suya propia tienen un bagaje difícil de conseguir por los que rápidamente se establecen por su cuenta. 

Los amantes de este bonito arte necesitamos conocer cuanto más mejor para poder tener criterio y saber valorar lo bueno y malo de cada uno de ellos. De hecho, como decía la semana pasada, cuanto más conoces más te das cuenta de que el tema de los sastres tampoco va de negros y blancos, sino que hay muchos tonos de grises. O, dicho de otra manera, cuantos más sastres conoces más te das cuenta de que eso de “el mejor sastre” no existe; aunque muchos de ellos piensen que lo son. Obviamente, todos tenemos un sastre con cuyo trabajo nos identificamos más, pero esto no quiere decir que pensemos que todo lo suyo es lo mejor. De ahí que de uno nos guste más sus pantalones, de otro el aire final del conjunto, de otro el pecho de la chaqueta, de otro el cuello, de otro la caída, de otro el estilo o de otro la caída.

Y conociendo el trabajo del sastre Paulo Battista pero, sobre todo, conociendo la persona, descubres facetas con las que te identificas y seguramente no conocías hasta entonces. Una de ellas es ese nuevo concepto de sastrería muy suyo y también de algunos sastres jóvenes. Este concepto va mucho más allá del uso de las redes sociales o de aparecer en medios hasta hace bien impensables en un sector tan tradicional como el de la sastrería. Es curioso observar como productos y sectores tan tradicionales como el de la sastrería se valen hoy de nuevos medios y de internet para dar a conocer e incluso vender su producto y, sin embargo, el de la sastrería, al menos de nuestro país, se resiste a admitir que su mundo tampoco será como el de sus padres. Pero no es solo esto lo que define más a esta nueva sastrería, es el propio concepto que de la misma tienen los sastres más jóvenes o los que están más en contacto con el S.XXI en el que viven.

La nueva sastrería se caracteriza por su cercanía. Atrás quedaron los años en los que la relación sastre-cliente era fría o lejana. Hoy el sastre está más cerca de su cliente que nunca (algo que por otro lado está ya pasando en todas las profesiones; por tradicionales que estas pudieran). La nueva sastrería conoce a su cliente, un cliente también del S.XXI al que mantiene informado constantemente de su traje a través de fotos o videos del proceso. Cuando descubren un nuevo tejido que pudiera gustarles, se lo comunican con enorme naturalidad. 

No sé si es lo más adecuado pero la realidad es que el nuevo sastre es un personaje social. Aquel dicho de las abuelas de “el que no enseña no vende” lo tienen presente compartiendo páginas de sociedad con clientes y ocupando portadas de revistas y llenado páginas y páginas de internet. Su sastrería poco tiene ya que ver con los sitios rancios del pasado. Ahora son lugares donde conocerse los clientes y donde disfrutar de una relajada charla con el sastre y amigos de la sastrería. 

Y es este nuevo concepto de sastrería es el que lleva a gala Paulo. En Paulo destaca sobre todo esa enorme cercanía. Desde que te recibe en la puerta de su sastrería – siempre la abre él – toda la seriedad que suponía antes el encuentro sastre-cliente se disipa. Habla el idioma del cliente, sea una celebrity de televisión o un poco hablador banquero. La propia forma en que la sastrería está distribuida y decorada ayuda y conduce eso. No tiene prejuicios de ningún tipo e intenta entender y hacer al cliente la prenda como ellos la quieren y no como a él pudiera gustarle. Los oficiales trabajan en un taller pegado a la sala de pruebas y puedes pasear tranquilamente por él sin sentirte ni observado ni intimidado por el propio sastre. 

Aunque mi concepto de elegancia, belleza o estilo pudiera no ser el mismo que el que representa este traje de Paulo Battista, quería traer a este artículo su concepto de traje y no el mío. Por ello, le pedí que me hiciera su traje, ese traje que él se haría para sí mismo. Y este traje que veis aquí fotografiado es el que mejor representa el estilo Paulo Battista. Disfrútenlo:

Amante, como yo, de las telas de Holland & Sherry escogimos para el traje una tela de su muestrario 180 aniversario, un super 180´s de lana y cachemira. En el anterior link podéis encontrar más información de esta tela y del proceso de confección del traje por lo que hoy me voy a ceñir a contaros solo detalles del traje ya terminado. 

La idea de estilo de Paulo pasa por un traje de tres piezas donde cada una de ellas tiene entidad propia. El protagonismo individual de estas queda patente en líneas y detalles con cargada personalidad. Igualmente, es un estilo que si bien a priori pudiera parecer atrevido tiene una enorme mezcla de contemporaneidad y clasicismo. Empecemos por la chaqueta para entender este estilo tan peculiar. Si bien las solapas son anchas y alejadas de las más conservadoras, la escasa y recta abertura de la chaqueta recuerda a las chaquetas de una época pasada. Hoy donde el tres falso botones es el corte estrella, Paulo prefiere el dos botones “de toda la vida”. Los bolsillos son de terminación recta terminando uno de sus extremos en forma de pico. Hace uso de la cerillera y, como era de esperar, el dibujo casa en las diferentes costuras. 

Las solapas son una de las marcas de la casa. Anchas, altas, redondeadas y puntiagudas y donde un cosido tipo rejilla las une con una tapeta con forma de lo más insinuante. Al contrario de lo que pudiera pensarse, cuenta con unas marcadas hombreras y en la costura del hombro aparece un mínimo de redoble. Aunque el tres piezas permite llevar la chaqueta abierta, de preferir llevarla cerrada observaremos que su abertura es, como acabamos de nombrar, escasa y se abre de manera recta. Si estás acostumbrado a las chaquetas que se abren más y en forma redondeada esto puede chocarte en un principio. Otra de las cosas que más llama la atención de la chaqueta no es que se pince en el frontal sino que carezca de costura en la espalda. Esto consigue en los tejidos con estampados de rayas, cuadros como este etc., que el dibujo ni se parta ni se pierda tras la costura central. Este es uno de los efectos ópticos más interesantes del traje. El forro de los bolsillos han sido hilvanados a mano.

Los ojales son muy diferentes a los que vemos en España. Su cosido y terminación difiere en gran medida del típico ojal español de cuello de cisne. En el caso del ojal de la solapa Paulo va incluso un paso más allá. Si bien está cosido a mano, este es luego tapado con la parte anverso de la solapa teniéndolo que abrir si se quiere introducir por él cualquier complemento. Los de la manga en cambio sí son del tipo practicables. Prefiramos su forma de coser los ojales o la nuestra es de justicia reconocer que sus botones no tienen la misma calidad que los que ofrecen las sastrerías españolas de primer nivel. Sí, en cambio, el interior de la chaqueta aparece muy cuidado. Esta aparece forrada completamente, pero dibujando sinuosas curvas que permiten ver los bolsillos, bolsillos perfilados a máquina y rematados a mano.

El chaleco, del mismo tejido que el resto del traje, es otra de las notas características del estilo de Paulo. De seguirle en alguna de las redes sociales donde es particularmente activo, le habremos visto con este tipo con la mayoría de sus trajes. Un chaleco en forma de U que nos recuerda el usado en ciertos conjuntos formales. Importante el detalle de dejar la parte trasera más larga que la delantera para evitar que termine subiéndose por la espalda. La espalda está forrada con el mismo tejido que la chaqueta del traje, u forro también de Holland & Sherry. Un azul claro que contrasta bastante bien con el azul más fuerte de la chaqueta. Dos pequeños bolsillos que además de por su efecto óptico aparecen para lucir un reloj de bolsillo, rematan el chaleco. 

El pantalón es de corte bastante moderno. Lo primero que llama la atención es su cinturilla. Una cinturilla de grandes dimensiones, con un cierre doble que recorre parte del frontal y con dos pletinas laterales. No cuenta con pinzas. Aunque el efecto óptico es que sí al ver la raya discurrir por debajo de la chaqueta, la realidad es que no hay pinzas algunas. El minimalismo de líneas se aprecia en los bolsillos traseros, unos bolsillos sin botones que además no están abiertos. Un dobladillo ancho y una boca estrecha, aunque no tanto como podría hacer esperarse en un pantalón de este corte, rematan el pantalón.

Independientemente de todos estos detalles, tengamos siempre en cuenta que debe ser el aire del traje y como se mueve con nosotros dentro en lo que nos deberíamos basar para juzgar cualquier traje o prenda artesanal. Como hemos dicho muchas veces, de nada sirve tener una pieza de increíble terminación en cuanto a calidad de la mano se refiere si esta no fluye con naturalidad en movimiento y se mueve además con un estilo imposible de conseguir con un traje de confección. Todo esto no lo digo pensando en este traje sino por cualquier otro, artesanal o de confección. Los trajes, los abrigos y cualquier otra prenda no solo deben estar bien hechos, sino que deben sentirnos bien. Deben aportarnos seguridad y hacernos sentir bien y guapos. Si no, habremos tirado el dinero, sea artesanal o industrial. 

La experiencia de conocer no solo su trabajo sino la persona de Paulo Battista ha sido francamente enriquecedora. La humildad, una de las características que más valoro en las personas, está patente siempre en el trato y en su trabajo. Un sastre y una persona de la que sin duda se puede aprender muy mucho.

El Aristócrata

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COMENTARIOS

29 comentarios

  1. La chaqueta en conjunto está bien. El pantalón es otra cosa, en el trasero le hace una arruga y sobra tela, nada que ver con el pantalón de la semana pasada.
    En la bragueta hace algo estraño.

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  2. A mí tmabién me parece que los pantalones deberían de ser dos o tres centímetros más largos, para tapar el calcetín y rozar muy levemente el zapato. Entiendo que es difícil ajustar tanto, pero parece que la moda es llevar el calcetín visible incluso de pie.

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  3. ¿3 centímetros? Eso sería una barbaridad.
    Para mi gusto es correcto. Toca en zapato en reposo que es como debería ser.
    Por cierto, precioso traje!. Muy diferentes esas solapas redondeadas. ¡Me gusta!

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  4. Amigos:

    No puedo resistirme ha hacer un comentario sobre los trajes vistos. Veo que todos los comentarios se refieren a asuntos exclusivamente técnicos, que si una arruga, largura pantalón…. En un blog que se titula de elegancia, no la dejemos de lado y tratemos de ella. En mi modestísima opinión, aunque muy viajada y muy bien vestida, hay algo que me inquieta. Al modelo, EA, le veo elegante ?.

    Entiendo que cada uno podemos tener un sentido de la elegancia diferente, pero veo un punto que no me gusta. Falta absoluta de naturalidad, echo en falta lo que los italianos llaman sprezzatura, vestir con naturalidad, que no parezca forzado.
    No veo a mis modelos de elegancia Agnelli, Della Valle, Pp. Carlos, Dq. Kent. y españoles que no voy a nombrar, así.

    Por que ? Porque no es elegante llevar un traje como esos para ser, parecer elegante. Porque lo veo forzado, la combinación de colores, la hechura, el final, con el único fin de ser, parecer elegante. El serlo es mas sencillo, lo que lo anula es la obsesión por serlo.

    Ya se que a EA no le gustan este tipo de comentarios, y te pido disculpas, pero
    es un asunto básico en blog de elegancia masculina. Un saludo

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  5. Mr. Aristócrata no necesita que yo ni nadie le defiendan, para eso está él mismo. Pero quisiera notar que EA no se dedica a esto. Por "esto" quiero decir modelo. Probablemente en la vida normal, en el trabajo o en cualquier otra situación, no asome un gramo de la timidez natural de alguien que posa para que le vean cuando su trabajo u ocupación es la de ser abogado, consultor, banquero, fontanero, ingeniero de caminos u electricista.

    Es mi opinión.

    Saludos

    V.

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  6. Eso de que el pantalón toca el zapato es un decir, ¿no? Porque en las fotos se ve que queda a poca distancia pero no toca. Cuando EA se siente se le subirá el bajo hasta media espinilla. Algo poco o nada estético.
    El pantalón no está nada bien conseguido. A años luz de otros maravillosos que EA nos ha mostrado.
    JL

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  7. Comparto el criterio de Fulcos, la elegancia es algo más que vestir el traje de Fulanito o calzar los zapatos de Benganito; es un saber estar en todo momento y en toda ocasión.

    En cuanto al traje admito que yo no lo pondría ya que suelo ser bastante más aburrido y menos osado que EA en el vestir. Los pantalones me parecen algo cortos y más adecuados para un dependiente de Massimo Dutti que para un ejecutivo del Ibex, y el sombrero chinesco de la penúltima foto demasiado voluminoso y alto para la complexión de nuestro querido EA.

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  8. Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

    Solo añadir que si bien el pantalón tiene algún fallo no es tan visible como lo que sale en las fotos. El uso de la luz y el flash lo acentúa. De haber hecho las fotos en la calle no creo que se hubieran marcado tanto (pero llovía muchísimo). También apuntar que por la distancia con Lisboa Paulo solo me probó una vez. Quiero pensar que siendo el primer traje y habiéndome probado solo una vez el resultado en el segundo estaría, en cuanto a hechura, seguramente perfecto. Tengo trajes con tres pruebas que me quedan peor que este.

    Para mi el largo es correcto. Toca claramente el zapato; aunque es cierto que no descansa sobre él. Es así como a mi me gusta. En este aspecto no creo que haya mucha diferencia con el pantalón del artículo anterior.

    El sombrero "chinesco" es un Homburg hecho a medida en la que se supone es la sombrería más prestigiosa del mundo. Dicho esto, reconozco que me maravilla que sin ni siquiera aparecer con él puesto y viéndose de lejos en esa penúltima foto del artículo se pueda afirmar que es "voluminoso" y no acorde a mi "complexión". ¡Menuda vista, quién la pillara!.

    Nuevamente, muchas gracias a todos por comentar. De veras que aprendo de todo, o casi todo, lo que comentáis.

    Un abrazo
    EA

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  9. Sr. Aristócrata:

    Nunca se me hubiese ocurrido escribir en un blog pero siempre hay una primera vez. Cuando se escribe públicamente y se admiten comentarios, uno debe de estar preparado para todo. Si no es mejor no admitirlos.

    En mi opinión el traje, ni fu ni fa, no me gustan las solapas, el pantalón, en conjunto no me convence demasiado. Yo creo que la elegancia es otra cosa. Entiendo que muchos de los comentaristas descubren este mundo ahora, y están obnubilados por todo lo que vd. hace. Respetabilisimo. Pero decir que solo aprende de los comentarios laudatorios, a parte de ser muy poco elegante es muy empobrecedor. Yo aprendería mas de los que critican constructivamente, pero allá cada uno. Seamos humildes porque todos los días se puede y debe aprender algo.

    Por cierto el sombrero aunque sea de Lock ?, no me parece que le queda bien, ni el color, pegaría alguno mas azulado.

    En fin, muchas gracias por leer mi comentario y seguiré leyendo su blog. Un saludo a todos.

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  10. Para el último comentario.

    Yo tampoco suelo escribir mucho pero llega un momento en el que uno se cansa y dice basta!. ¿Por qué ponen en boca de EA cosas que él nunca ha dicho? ¿Por qué dice usted q EA dice q solo aprende de los comentarios laudatorios? Él nunca ha dicho eso. Él dice textualmente: " De veras que aprendo de todo, o casi todo, lo que comentáis". ¿Acaso está diciendo que solo aprende de los comentarios q hablan bien de él? Igualmente, ¿acaso EA dice q él sea elegante? ¿Cuándo ha dicho él semejante cosa? Él habla de sus trajes pero no de su persona. Por cierto, ¿conoce usted algún otro blog de este tipo donde su responsable publique todos los comentarios q en él se viertan a pesar de q solo sean negativos, falsos o estén dirigidos solo a dañar a su persona?

    Alguna vez leí por aquí en un comentario q decía q erala mala leche española, su envidia hace el éxito de los demás, su afán de hacer daño gratuito, su prepotencia, su sentido de inferioridad o su condición de amargado y fracasado lo q hace q gente como usted todo lo que digan tras leer un artículo (gratuito por cierto) sea q no le gusta esto, tampoco aquello, tampoco lo otro, q quien escribe no es elegante, q solo le gustan los piropos etc…. ¿Ya no lo hace con la parienta ni los sábados?

    Y por cierto el sombrero del q habla EA q pudiera ser de Lock es azul e imposible de saber si le queda bien pues no aparece con él puesto. ¡Qué no sabe ni leer amigo!

    Aristócrata, te ruego publiques mi comentario o modifiques lo q consideres q pudiera no ir con el lenguaje de tu página pero publicarlo.

    Saludos
    Ángel M.

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  11. Al Sr. Ángel M. parece que no le ha sentado bien el comentario educado y en mi opinión atinado en lo fundamental del Sr. Anónimo anterior, es su serio problema.

    No estaría mal que el responsable del blog aclarara cúal es el sombrero del que habla con el que no aparece puesto y también qué es lo que lleva en la cabeza en la primera foto que encabeza la entrada.

    En lo que respecta al traje lusitano, es evidente que le falta pulido, como señala José María.

    Cordiales saludos.
    Alberto

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  12. Sr. Anonimo:

    Estoy harto que todos los mediocres, los paletos y los medio o entero pelo que cada vez que se hace una critica constructiva de algo sacan el tema de la envidia. Es nuestra seña de identidad, lo admito, pero no podemos ser tan malpensados que cuando alguien publica un escrito no acorde con lo que se opina se achaque a eso, no. Si vd, supiese quien soy se moriría de vergüenza por su comentario. Por cierto a EA le veo con un sombrero en las fotos, es otro ?

    Muchas gracias EA por leerme y publicarme, no volveré a escribir mas, no por vd. que se ha portado chapeau, sino por ciertos personajes de otro nivel. Muchas gracias y un saludo a todos.

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  13. "Si vd, supiese quien soy se moriría de vergüenza por su comentario". Vergüenza le debería dar a usted por escribir algo así en vez de limitarse a comentar el traje y el sombrero que se muestran en este artículo.

    ¡Qué fácil es fanfarronear tras el escudo de anonimato!!! 🙁

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  14. A mi la cinturilla me parece ridícula, parece un cinturón de castidad, y los pantalones, un poco cortos. No obstante las solapas me gustan, así como los faldones laterales y el tejido.

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  15. Señores, la elegancia no está sólo en el vestir, sino en la educación. Ésta trae aparejado tener respeto hasta por las cosas con las que no estamos de acuerdo o no nos gustan. A mí el traje de esta entrada no me gusta pero no por eso ataco gratuitamente a EA o a los comentaristas. Que no me guste a mí no quiere decir que no sea perfectamentee válido y elegante. Nadie tiene la potestad del buen gusto, del buen vestir o de la elegancia.
    Gracias a EA por su esfuerzo con este blog tan maravilloso. Y que siga por muchos y buenos años.
    JL

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  16. Puede gustarles mas o menos, para gusto los colores,pero bajo anonimato es de poco caballero criticar el trabajo de este señor, que seguro que pone todo su entusiasmo en cada encargo y eso repercute en su trabajo. Un saludo.

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  17. Decir que no es elegante quien hoy por hoy encarna el paradigma de la elegancia en este país es, cuanto menos, una insensatez. No entraré a valorar si la causa es la envidia, pero sí puedo calificarlo de ingrato.
    Saludos,
    Onofre.

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  18. Por favor señores, seamos serios… ¿quién es más elegante, el que conduce un Jaguar XJ6 o un Citröen C15? Aparentemente el primero, ¿no?

    No confundamos el tocino con la velocidad, ni al elegante con el cursi. Sin menoscabar el buen vestir soy de los que piensan que hay gente muy elegante que no se puede permitir coches de alta gama ni trajes a medida y por eso no dejan de serlo, y otros que jamás serán clasificados como tales por muy onerosos que sean los accesorios que les complementen, porque como bien indica el refranero español "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda".

    Y con respecto al sombrero "chinesco" al que me refería en mi comentario anterior, respondido con vehemencia y sarcasmo por nuestro querido anfitrión, me es grato comprobar que Carlos y yo frecuentamos la misma sombrerería y sentido del humor. No dudo que se lo hayan confeccionado artesalmente en la mejor sombrerería del mundo, pero eso no impide que me siga pareciendo alto y voluminoso para su complexión, mi estimado don José María. 😉

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  19. El traje es espectacular. No es mi estilo, pero es una obra de arte, una hermosura. Envidio no poder tener vestimentas de ésta hechura y belleza.

    Los comentarios de los lectores, en su mayoría, tristes reflejos de sus propias manías y complejos. Avergonzante y desmoralizador. Por suerte aqui se entra a leer al Aristócrata

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