BESPOKE CVIII: VÍCTOR BAUTISTA, TERCERA Y ÚLTIMA PRUEBA

Hace tres semanas se cumplía un año que conocí a Víctor Bautista.[...]

Hace tres semanas se cumplía un año que conocí a Víctor Bautista. Entonces, le encargaba el conjunto que hoy vemos aquí.

No sé si a vosotros os ocurre, pero la ilusión de adquirir algo nuevo se hace más intensa durante el tiempo de espera que cuando por fin lo tienes. Sea un coche, una moto, una casa, unos palos de golf, un reloj… o una nueva chaqueta, los meses que transcurren desde que se encarga hasta que se recibe son los más placenteros. Una vez en casa esa ilusión inicial empieza a disminuir pues, básicamente, ya lo tienes.

Un año, sí un año ha pasado hasta poder empezar a disfrutar de este dos piezas de entretiempo. El que un traje sea de invierno, verano o entretiempo, en la sastrería al menos, no solo lo determina el tejido elegido. Si bien este tejido es un Súper 150 de 250 gramos, dependerá de las entretelas que lleve, de la composición del forro o de si este es entero o solo se ha considerado para la parte superior el que la chaqueta final sea más de invierno o más de verano. Esto antes podía tener una importancia mayor que ahora. Hoy, sin embargo, las calefacciones en invierno y los aires acondicionados en verano animan a decantarse durante prácticamente todo el año por telas de este gramaje. Obviamente, si somos de los afortunados que van caminando al trabajo mejor escoger una franela en enero y una lana fría en julio y dejar los entretiempo para el otoño y la primavera.

De Víctor os contábamos ya algo en este artículo, de la primera prueba lo hacíamos aquí y de la segunda en este otro. Sastre de provincia, y a mucho orgullo, ha dedicado toda su vida adulta a esta profesión que regala alegrías y sinsabores a partes iguales. Pero una profesión que le ha permitido sacar adelante una familia y a atender a clientes no solo de su querida Albacete sino de otras ciudades cercanas como Alicante o Murcia. Ello, alternando su trabajo como externo de varios Corte Inglés de España.

En la sastrería, como prácticamente todo en la vida, conocimiento y humildad es importante. Aquellos sastres que piensan que son los mejores – en España tristemente en su foro interior la inmensa mayoría – o aquellos clientes que crean que su sastre es el mejor un billete de tren o avión sería un buen regalo. El viajar, además de ser el mejor antídoto para cualquier pensamiento nacionalista, ayuda a ver el mundo en una infinidad de tonos grises imposibles de apreciar de permanecer la mayoría del tiempo en tu sastrería o con tus clientes de siempre. Igualmente, es comprensible que si solo conoces uno o dos sastres uno de ellos te parezca mejor. Sin embargo, si conoces a muchos, españoles, extranjeros, de ciudades grandes, pequeñas, caros, baratos, toscos, finos… ese tan español de “el mejor” no encuentre tan fácil respuesta.

Porque si bien es cierto que hay sastres mejores que otros, definir ese “el mejor” no siempre es sencillo. ¿De qué sirve tener la mejor mano de obra si luego el aspecto del traje frente al espejo no queda al nivel de esa mano de obra? Para eso mejor un traje de confección con el que te sientas atractivo, ¿no? Los maniquís lo soportan todo, nuestros cuerpos no tanto. ¿Si un traje cuesta 3.500€ en Madrid y 1.800€ en una pequeña capital de provincia no debería ser el de Madrid el doble de bueno tanto en mano de obra como como en estilo? ¿No debería el cliente sentirse el doble de guapo con uno que con otro? Si no es así, ¿por qué pagar el doble? Dicho esto, es cierto que un problema tienen los sastres que no trabajan en alguna de las principales ciudades de su país es que ven poco trabajo de compañeros. En Madrid, Roma, Londres etc. sus sastres visten a clientes que no toda la ropa que llevan es solo suya, lo que les permite estudiar y aprender del trabajo de otros compañeros. Si bien esto es una realidad, también hay sastres “de provincia” que aprovechan todo lo que ofrecen las redes sociales y la facilidad de hoy de viajar para salir de sus sastrerías e ir en primera persona a conocer los talleres y las prendas de los mejores.

Víctor Bautista lo hace y no es fácil preguntarle por un sastre o alguna creación que haya tenido cierta repercusión en las redes y no conozca. No obstante, su mayor virtud es que si bien en público no duda en admitir que hay sastres mejores que él, en el fondo también lo piensa. Y no hay nada como admitir una cosa para poder empezar a mejorar. En todas las pruebas, esta la cuarta pues hubo una intermedia para comprobar alguna cosa, todas mis chaquetas le gustaron, de todas sacó algo positivo. Y creerme que esto no es muy frecuente en este sector. Raro es que se vean más cosas buenas que malas. Y todavía más que te digan esto de mutuo propio.

Fue con esas chaquetas con las que sacamos las ideas para los vivos, el forro o para la forma de los ojales. Curiosamente, los ojales es una de esas cosas por las que no ha pasado el tiempo en las sastrerías pequeñas; cortos y bastos. Pero de tener la técnica basta pedir el que te guste que lo tendrás en tu chaqueta tan bonito como el que más. Sabiendo que lo tienes en otras chaquetas, el esfuerzo de tu nuevo sastre por darte lo que quieres, además de entregártelo bien ejecutado, será el doble.

Dicho esto, hay cuatro grandes diferencias entre los sastres tras una gran sastrería y los que cuentan con un público más escaso. En primer lugar, los muestrarios: infinitamente más amplios en las primeras. Segundo, la práctica: al igual que el cirujano que opera 20 apendicitis a la semana está mucho más avezado en la materia que el que opera solo 5, con los sastres ocurre igual. Al que le entran clientes con todo tipo de cuerpos sabrá encontrar la solución para cada uno de ellos, basándose principalmente en la experiencia. Tercero: resulta difícil que en una sastrería de ciudad pequeña entren la variedad de encargos que entrarán en una grande. El sastre global, ese que sabe hacer desde un frac hasta un chaquetón de caza, sigue siendo propiedad del sastre de la gran ciudad, pues allí está ese cliente. Y cuarta: el taller. Si ya para una grande un taller con sus oficiales representa hoy todo un lujo, para una pequeña es imposible.

Dicho todo esto, un traje es una de esas prendas a las que se enfrenta todo sastre, tanto de sastrería grande como pequeña. Por ello, yo recomendaría dar una oportunidad a todos los sastres repartidos por nuestro país y con conocimiento opinar. Si la pregunta es si recomendaría a Víctor Bautista. ¡Por supuesto! Cierto que el pantalón no es el mejor que me han hecho, pero tampoco el peor. De hecho, bastante mejor que el que me han hecho en alguna que otra prestigiosa sastrería madrileña. La chaqueta poco o nada tiene que envidiar a la mayoría de las que tengo en mi armario. Probablemente el profesional encontrará mejoras posibles, pero a mí ese espejo del que hablamos antes no me dice que este peor que otras que ve cada mañana, incluso mejor que bastantes otras. Y, por supuesto, no olvidemos que el primer encargo, por norma general, es el que peor suele salir.

Siempre que traigo por primera vez el trabajo de un nuevo sastre a esta página le pido que me haga su traje, su estilo. Cierto que hay estilos que me gustan más que otros, pero de esta forma tengo en mi armario un traje suyo. Ya vendrán más adelante los míos. ¿Os imagináis a José Alonso haciendo un traje con una chaqueta corta, justa y con un pantalón con boca de 19cm? Yo ni me lo imagino ni nunca lo querría. Lo que me gusta de él es ese traje atemporal inmensamente cómodo que terminas vistiéndolo más que ninguno otro porque seguramente sea de tus preferidos.  

Entrando en materia, este dos piezas está confeccionado con una tela de Loro Piana. Su tejido (Super 150) no es un tejido para todos los días. Un 250 gramos requiere de una buena plancha y no aguantará el paso del tiempo como lo hacían las lanas merino Super 100´s de Gorina. Cierto que es más delicado, pero también es un tejido inmensamente suave, con una caída increíble y un tacto muy agradable. El pantalón gris marengo es igual de suave, misma composición, y da gusto vestirlo.

Es un conjunto enormemente versátil para los tiempos que corren. Informal hace unos años, pero más vestido que la mayoría que se ven hoy en cualquier despacho u oficina. Resulta curioso la rapidez en la que, también en lo referente al vestir, los tiempos están cambiando. Si antes solo los recién incorporados al mercado laboral vestían en sus primeros días el traje azul marino que tenían de alguna boda o celebración, hoy este se ha convertido en el uniforme de prácticamente todos aquellos que visten traje. Quizás, por ello, este conjunto resulta hasta original.

Aunque es un conjunto todavía más versátil con chaqueta de hilera sencilla, la cruzada, al menos para mí, siempre es más especial. Para darle un toque diferente los bolsillos se escogieron con forma de media luna y el de pecho también curvo en forma de barchetta, ligeramente inclinado hacia arriba, como la proa de un velero. Si bien esto es probablemente su característica más conocida, también se diferencia por tener un ribete grueso que el clásico bolsillo de pecho inglés. La esquina superior queda como redondeada mientras que en el inglés las esquinas son rectas.

El trabajo de mano de obra de Víctor es tan bueno como el que más. Vivos, ribetes, solapas picadas a mano, montado de mangas, afino etc. Cierto que una manga cae más limpia que la otra. No obstante, excepto en los trajes de D. José María Reillo, en todos los trajes, hasta la fecha, me ha ocurrido. Obviamente, cuanto más pesado era el tejido menos se notaba, pero me ocurría. Algo similar ocurre con el paso por la rodilla del pantalón. En este punto mencionar que con el tiempo, y los encargos, creo haber llegado a la conclusión que una buena pantalonera es la mejor respuesta para un buen pantalón. Vistos los resultados la chaqueta al sastre y a su taller, el pantalón a la pantalonera. Hoy ésta fuera del taller en prácticamente todas las sastrerías españolas que conozco (Pluvinet y Bautista excepciones).

La sisa, como me gusta, alta. La chaqueta suficientemente entallada como para hacer una bonita forma pero también suficientemente ancha como para no tener necesidad alguna de quitármela al conducir camino al trabajo. Con solo la mitad superior con forro, sin ella la chaqueta no correría, con las costuras cosidas a mano en el mismo tejido, botones de corozo, ojales todos practicables como guiño a lo artesanal son todos detalles muy bienvenidos. Pero es el vuelo de las solapas, la ausencia de arrugas en el cruce, los hombros en su sitio, naturales y nada cargados, aunque con finas hombreras, la caída natural y la ausencia de necesidad de colocarte la chaqueta bajándotela para borrar arrugas es lo que la hace verdaderamente especial a esta chaqueta cruzada. Y no menos importante: es bonita tanto por dentro como por fuera. Nadie verá ese interior, solo yo, pero suficiente. Las solapas de los bolsillos forradas en la misma tela que el forro interior…

El pantalón, cosido como siempre para tirantes, está pensado en vestirse en la cintura, no en la cadera. Esto, junto a la abertura trasera en forma de pico, hacen que sea muy cómodo. La caída está bastante conseguida si tenemos en cuenta que ni mis muslos ni mis gemelos son delgados, algo que obliga a buscar una caída muy ancha arriba pero que en su caída debe jugar con la rodilla para terminar en la boca de 21cm que me gusta en este tipo de pantalón. Con dos bolsillos traseros, también rematados en su interior con el forro de la chaqueta, aun cuando nunca los uso me parecen más estéticos que prescindir de ellos, solo están forrados hasta la rodilla. De otra manera serías demasiado calurosos e incómodos. Además, al llevar los calcetines hasta la rodilla estos protegen a esa parte del pantalón sin forro.

Sobre el concepto de Víctor del traje, decir que me gusta pues sin ser excesivamente moderno hace un traje juvenil que se deja vestir en estos tiempos tan informales y confusos. Y aunque yo lo vestiré con corbata es una opción muy acertada para aquellos que quieran prescindir de ella; o al menos mucho más acertada que esos trajes infames grises y azules que quedan totalmente deslucidos sin ella.

Antes de terminar es importante anotar varias cosas. En primer lugar, que esta tela es difícil de fotografiar. ¿Por qué? Por lo poco pesada de la misma. Es decir, estas telas siempre en fotos sacarán arrugas. Más bajo una luz de focos como la que tuvimos que poner debido a lo oscuro del día. Si la luminosidad natural hubiera sido mayor muchas arrugas que aquí se ven no se apreciarían. Por supuesto, de ser un Tweed no hubiéramos visto ninguna. Sirva esto de consejo para los enemigos de cualquier tipo de arruga. Si no las quieres ni en fotos busca telas pesadas. Segundo: Es una prueba real, no sobre un maniquí como muchos sastres muestran sus creaciones. Seguro que a todos nos llaman la atención muchas chaquetas sobre maniquís con mucho trabajo a sus espaldas pero que nunca la llegamos a ver sobre el cliente final. De hecho, de esto os hablaré la semana que viene, qué es más importante la calidad de la mano de obra empleada en una prenda o cómo queda esa prenda en la persona. Tercero: es un traje de 2.000€ y como tal hay que juzgarlo y compararlo.  

Mi conclusión: cierto que hay cosas que mejorar, como el comienzo de la pinza de los pantalones que se abre o la manga derecha tanto de frente como en su unión a la espalda. Pero hay otras muy bien ejecutadas como el bonito cruce de la chaqueta, sus líneas limpias, el talle o el vuelo de sus solapas, la gran comodidad de todo el conjunto, la proporcionalidad de pantalón y chaqueta, la mano de obra empleada y los múltiples detalles artesanales que lleva.

Aunque el precio de partida de Víctor Bautista para sus trajes es de 1.500€, este, como acabamos de apuntar, por la tela utilizada se fue a 2.000€, un precio muy competitivo de compararlo con los de otros sastres y mucho más si estos sastres son extranjeros.

El Aristócrata

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COMENTARIOS

7 comentarios

  1. Coincido con usted: un conjunto muy correcto. Sin duda, no el mejor que nos ha mostrado pero tampoco el peor, ni mucho menos. Y totalmente de acuerdo con lo que dice sobre las prendas y los maniquís. Estos lo aguantan todo, pero se trata de verlo sobre cuerpos reales. Gracias por compartirlo de manera real.

    Saludos desde Córdoba

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  2. “Es un traje de 2000€ y como tal hay que juzgarlo y compararlo”. Totalmente en desacuerdo cobra 2000€ porque está en Albacete si estuviera en Madrid probablemente cobraría más y el traje sería el mismo.
    Entre los miembros del club de sastres de España las diferencias de precio son abismales y no necesariamente los más caros son los mejores.
    Un saludo.

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    1. Buenos días,

      Pues a mi la verdad no me dicen nada, ni la chaqueta ni el pantalón. Quizás las fotos no le hagan justicia.
      Completamente de acuerdo con el comentario sobre la espera al adquirir algo nuevo. Es una sensación maravillosa.

      Gracias por el artículo y deseando leer su lista a los Reyes Magos.

      Feliz semana a todos.

      Eneko

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  3. “Pero hay otras muy bien ejecutadas como el bonito cruce de la chaqueta, sus líneas limpias, el talle o el vuelo de sus solapas”…Efectívamente, es lo primero que me ha llamado la atención y me encanta. Es un buen trabajo a un buen precio.

    Saludos.

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  4. A mi la chaqueta me parece muy correcta si exceptuamos el defecto apuntado por EA en una manga. El pantalón tiene un problema en las pinzasde de dificil solución, algunos sastres optarian por desecharlo y hacer uno nuevo, independientemente de esto requiere un buen planchado.

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