Si la corbata estaba tocada de muerte quién sabe si esta crisis supondrá su defunción definitiva.
La corbata no gozaba de gran salud antes del Covid y todo apunta que esta no va a mejorar. La cuestión es si seguirá disminuyendo su popularidad poco a poco hasta prácticamente desaparecer o directamente pasará a vestir ya solo a ciertos conjuntos ocasiones formales como bodas.
Vivimos tiempos confusos, no solo por los múltiples efectos de la pandemia, sino por un cambio drástico de costumbres, valores, aficiones etc. Los chavales de hoy ya no sueñan con una motocicleta o con una guitarra eléctrica, sus hermanos mayores no sufren por no haber ligado con la guapa de la clase, los libros son sustituidos por todo tipo de series, las conversaciones prohibidas con los amigos se cambian por horas frente al ordenador con el último videojuego y muy pocos piden un reloj al terminar su licenciatura.
Y lo peor de todo: nadie ahorra para a la mínima llenar una mochila de espalda y salir a recorrer el mundo sin importar lo correcto de la decisión o lo que perderán frente a los que se quedan ampliando sus estudios o como becarios en su primer trabajo. Solo la ilusión de descubrir nuevos paisajes, culturas, personas, historias llevó a generaciones pasadas a aventurarse durante seis meses o un año a descubrirse a ellos mismos. Y si algo me han enseñado los años es saber diferenciar a la persona viajada de la simplemente leída. Y para mi no hay color, me quedo claramente con los más viajados: sus conocimientos no hay libro, ni carrera, ni máster que pueda enseñarlos.
En este escenario pensar que la corbata nos sobreviva solo puede ser calificado como ese sueño del que toca antes o después tristemente despertarse. Una visita al loft de un buen amigo que había cosido sus sillas y cojines con las camisetas de culto de sus grupos de música de los 80 preferidas me dio la idea. Aunque me resisto a sentarme sobre la seda que, en tantos momentos, tristes y alegres, me ha acompañado, al menos sé que hacer con ellas si la cosa se pone francamente mal.
La vuelta al trabajo va a ser muy dolorosa, también para la corbata. Muchos volveremos con los termómetros marcando temperaturas veraniegas y otros lo harán a las puertas del nuevo horario de verano. Es decir, que si nadie está pensando en enfundarse su mejor traje cruzado el primer día de trabajo, menos están repasando su corbatero para la ocasión. Entonces, ¿cómo vestir de nuevo en la oficina? Aunque obviamente depende de muchos factores, generalizando me atrevería a adelantarme y dar alguna recomendación:
Si no vas a llevar corbata, olvídate del traje. Nuevamente, pocas cosas hay menos estéticas que un traje sin corbata. En su lugar escoge un conjunto de dos piezas, tan formales o relajadas chaqueta y pantalón como sea tu personalidad o, incluso mejor, como sea el ambiente y las personas con las que te relaciones en tu trabajo. Dicho esto, no olvides quien eres y no te dejes arrastrar por el rebaño. Una rubia rodeada de morenas siempre destaca más.
La chaqueta, aunque no me extrañaría que también termine llegándole su momento, todavía hoy sigue siendo obligatoria. Si estás pensando en hacerte tres trajes para esta temporada mi recomendación es que en su lugar escojas cuatro chaquetas.
En los pantalones está la clave. Quienes vistan a medida combinando chaquetas y pantalones artesanales estarán conmigo que si bien con la chaqueta bien merece la pena entregarse al placer de la medida, con los pantalones no siempre ocurre lo mismo. Sea porque los sastres o, mejor dicho, sus pantaloneras estén acostumbradas a cortar el clásico corte del pantalón de traje, la realidad es que a veces en pantalones se busca un estilo que lo proporciona más la confección industrial que la artesanal.
Si vas a vestir de manera informal asegúrate que la ropa sea de calidad. Las marcas visibles y la calidad tienen solo una cosa en común: que ambas saltan a la vista muy rápidamente. Una chaqueta de algodón, como una camisa de lino, ambas a medida, infunden un toque claro de calidad y distinción. Infinitamente mejor que esa distinción venga por la calidad que por el tamaño de un logo en la chaqueta o camisa.
Si la calidad del tejido será rápidamente visible para el entendido, la hechura lo es para todo el mundo. Basta fijarnos en los hombros, en cómo cierra esa chaqueta, en cómo caen los pantalones, en las arrugas de la camisa para saber que ese conjunto es el nuestro, y el de nadie más.
Sal del azul y el gris. Nada en contra de una buena “blazer” azul y un pantalón gris. Pero el sport, más si cabe el de verano, agradece más colores. Olvida los jeans y, si la ocasión lo permite, disfruta de chinos con corte actual. Ojo, no olvidar hacerlos acompañar también de chaqueta.
Que las prendas se hablen. Si la chaqueta es de corte serio así debería ser el pantalón. Si nos hemos dado el gustazo de hacernos una chaqueta desestructurada, con bolsillos en diagonal, bolsillo cerillero, corta, de algún estampado atrevido o con solapas diferentes, escojamos un pantalón tan informal como ella.
La camisa siempre es importante, pero ahora todavía más. Sin corbata y sin necesidad de llevar la chaqueta abotonada, la camisa queda más expuesta. Olvídate de coser tus iniciales – seguro que tienes tu propia lavadora, conoces tu nombre y no necesitas recordártelo constantemente -. Detalles como la forma, tamaño o rigidez de cuello cobran mucha más importancia. Evita igualmente las camisas de puño doble sin corbata. Aunque mejor evitar los cuadros en ciudad, si no puedes pasar sin ellos asegúrate que combinan tanto con el estampado de la chaqueta como con el mensaje del pantalón. Cuidado con la moda de las camisetas sin cuello debajo de las chaquetas. Si no eras David Gandy quizás mejor dejarlo para las noches relajadas de verano.
Los zapatos son obligatorios siendo las zapatillas solo un posible sustituto de estos en los momentos más informales del tiempo libre. Difícil se me hace pensar en un zapato negro que combine mejor que uno marrón con un conjunto informal de dos piezas. Tanto de cordones, como de hebilla o mocasín – siempre con calcetines – el marrón oscuro es probablemente la opción más segura. No obstante, hay infinidad de creaciones de zapateros que se salen de los modelos más populares y que encontrarán en los nuevos tiempos el momento y el lugar donde erigirse como uno de los protagonistas del conjunto.
Con todo esto presente es importante recordar que hay que saber cuando es mejor vestir el traje entero acompañado de corbata que hacerlo de sport. Mejor pecar por exceso que por dejadez.
El Aristócrata
19 comentarios
Totalmente de acuerdo, por desgracia creo que este es el fin de la corbata. A lo largo de la historia hemos visto cómo guerras y crisis han provocado un cambio en la vestimenta de la sociedad y esta vez no iba a ser menos.
Una pena pero yo también creo que así va a ser.
De todos los consejos me quedo con dos: calidad y hechura.
Andrés
Enhorabuena por el blog.
En relación al uso de la corbata, personalmente considero que todo amante de la elegancia clásica no puede renunciar a la misma para el ejercicio de su actividad profesional. Una corbata bien escogida y adecuada al ambiente de la oficina, supone un reconocimiento del valor que damos a quienes nos rodean y a nuestro oficio; circunstancia que es igualmente aplicable a todas las personas que trabajan en la Administración, quienes deben proyectar una imagen de respeto hacia el ciudadano y resto de profesionales. En definitiva, cuesta mucho subir escalones pero basta un simple trapiés para caer hasta el principio de la escalera. Y la corbata es uno de los elementos diferenciadores del hombre elegante y con estilo.
No puedo estar más de acuerdo con el comentario anterior. Dicho lo cual, me temo que es un hecho sobre el que está la batalla perdida. A la corbata le ha llegado su hora, por más que nos disguste.
Albert
Muchas gracias, magnifico articulo.
No soy tan pesimista como los demás caballeros. Dicho esto y anticipando cualquier desventura para mis queridas corbatas, me comprometo a usarlas mas seguido, especialmente cuando no sean imprescindibles.
Juan Manuel
Si, creo que tanto el articulo como los comentarios son acertados.
Sin embargo, creo que esa desaparición que en general va a suceder con la corbata no será uniforme, y habrá ámbitos en los que residualmente subisitira.
En mi caso, por ejemplo, si bien llevo tiempo acudiendo a La Oficina sin corbata, los días que tengo reuniones con clientes no me imagino acudir sin ella.
Tal vez vaya a ser así, pero hoy por hoy no me lo imagino.
Estimado EA
Aunque no tenga una relación directa, creo que sí resulta bastante premonitorio de los tiempos venideros el hecho de que, en las medidas adoptadas para la administración de justicia, se haya suprimido el uso obligatorio de toga para los juicios que acontezcan en agosto (declarado recientemente hábil). Si ya empieza a latir el carácter superfluo de la toga, imaginemos dónde quedará la corbata…
Un saludo
Amigos
Evidentemente parece que la tendencia va por ahí, no lo podemos negar. Pero también me parece evidente que en determinados grupos sociales no lo veo tan claro. Al revés, será una nota para distinguirse de los demás. Si tenemos un vicepresidente del gobierno, habéis leído bien, vicepresidente, que va con esas pintas, y que alguien ha debido votar, que queremos. Estas cosas se transmiten de padres a hijos, entre tu grupo de amigos… y me refiero a la cortesía, elegancia en el vestir. Está claro que al vicepresidente sus padres no ejercieron. Un cordial saludo
El tiempo pone a cada uno en su sitio, el que no llevará corbata es el que por motivos varios a estado en una posición que no le correspondía, ahora con la crisis volverá a vestir chabacanamente como le corresponde. El señor que es elegante y tiene clase le da lo mismo la situación económica porque el a nacido con clase y eso no se pierde. " Si te juntas con mediocres te vuelves uno de ellos" Enhorabuena por el blog y por el libro es impresionante, para el próximo no lo mejore que es imposible, iguálelo.
Buenas
Pues también opino que poco a poco desaparecerá su uso, más bien porque cada vez somos más comodones e históricamente al igual que otras prendas cayeron en desuso, con la corbata pasará lo mismo
Habiendo dicho esto, creo que el vestir de una manera va en la personalidad y estilo de la persona, al igual que el vicepresidente va de una manera, yo voy de otra, con mi corbata, y no voy a renunciar a esta porque el resto de la oficina no la lleve o me miren raro. Eso sí cada vez seremos menos, pero igual una moda las rescata, como la barba o los bigotes, van y vienen
Slds
Totalmente de acuerdo…tiene un corto camino la corbata. Más aún cuando la gente joven sigue a sus ídolos televisivos. Teniendo en cuenta que quien más veces sale a la palestra es el Vicepresidente Segundo Pablo Iglesias Truñón, con un insultante aspecto hacia el buen vestir.
Pues aquí en Argentina, ya era difícil encontrar un caballero con corbata antes de la pandemia. Unas pocas corbatas se veían en el palacio de tribunales y no mucho más, y en las bodas (si no son de elite) pocos invitados llevaban corbata.
Yo creo que puede ser momentáneo, quizás pase una generación completa que ni siquiera conozca la corbata, y luego otra la rescatará para volver a ponerla vigente.
Saludos desde Buenos Aires.
Los casual fridays han hecho mucho por acelerar el fin de la corbata, en mi opinión.
Además últimamente detecto que los jefes son precisamente los que menos usan la corbata y optan por la chaqueta de sport y el chino, ya no solo los viernes.
Para mi una buena Camisa de alto y grueso cuello y una buena americana , siempre seran mis acompañantes en mi dia dia. no lo veo de otra forma. La ELegenacia, las buenas maneras y el buen vestir , es algo a lo que no debemos renunciar, no lo veo de otra forma.
Querido Aristócrata, su ataque constante y pesimista a la corbata está haciendo más daño a esa maravillosa prenda que todas las pintas de Pablo Iglesias juntas. Es obsesivo lo suyo contra esa prenda. Todo conjunto sin corbata es SIEMPRE peor y menos estiloso que con ella. Para mí sigue siendo una prenda imprescindible, precisamente porque en mi trabajo no me obligan a llevarla. Es ahora cuando la llevo más que nunca. Y después de la pandemia, más… Un traje sin corbata es patético. En sí, la corbata -bien llevada- es el complemento que da la perfección al conjunto y a la persona que la lleva. Si aquí no saben llevarla, allá ellos. La corbata ha pasado por diversas etapas de crisis y siempre ha vuelto. Una de las últimas fue durante los años 70 y, sin embargo, volvió con fuerza en los años 80. Nada indica que no vuelva a ocurrir lo mismo. Las modas cambian. Me niego a considerar que Pablo Iglesias y Antonio García Ferreras, con su estética patibularia, ganen la partida. Defienda Vd. la corbata, Aristócrata. Es una de las prendas más hermosas que tenemos, precisamente por su inutilidad. Que es el principio de la belleza y lo que nos hace humanos, nuestro amor por las cosas bonitas pero inútiles.
Estimado Enrique:
O no me ha leído lo suficiente o se equivoca. No creo que haya muchos sitios donde se defienda y se luche más por la corbata que en esta página.
EA
Al final me queda la duda de cuando voy sin la corbata lleva botones el cuello de la camisa o no? En el texto dice sin y al pié de la foto dice con.
Gracias por sus artículos
Con corbata mejor sin. Sin ella, con.
Gracias
Muy buenas recomendaciones, pero que hay con los que no trabajan en oficina? En muchos trabajos es dificil vestir traje o sport a diario. En ese caso cual es la recomendación?? Saludos y gracias.