Hace escasas horas volvíamos a escuchar al Telediario anunciar el comienzo de la operación salida y algunos datos, por fin esperanzadores, sobre la ocupación hotelera en los principales destinos de vacaciones.
El verano, o para ser más exactos el calor, es el mayor enemigo de la elegancia. Con su llegada se produce un relajamiento en la manera de vestir que olvida hasta las pautas más básicas de convivencia. Guiados por la peligrosa bandera de la comodidad, nos entregamos a sus caprichos, olvidando que también en verano se sigue viviendo en sociedad. Probemos a dar un paseo estos días por cualquier concurrida calle de nuestra ciudad e intentemos discernir si nos encontramos en la calle de siempre o, por el contrario, estamos en el malecón de cualquier lugar de la costa. Definitivamente no nos resultará fácil llegar a una rápida conclusión, ya que la manera de vestir en uno y otro lugar se antojan muy similares.
Bastará con tomar un avión destino a cualquiera de nuestras islas para comprobar como no son pocas las personas que no dudan en embarcar con bermudas y chancletas de goma, olvidando que los aviones son un medio de transporte público y que, por tanto, no se debería vestir igual que si de nuestra propia casa se tratase.
Y si este va a ser el panorama las próximas semanas en los aviones en España, no menos alentador es el que se puede apreciar a la orilla del mar. La imagen del turista del tupper, la sombrilla, la nevera y la enorme bolsa de playa sigue hoy tan presente como lo hacía hace más de cincuenta años. Añadamos a esta lista el hoy imprescindible tatuaje para darnos cuenta de que la elegancia no debería solo ser una forma de vestir sino sencillamente
un saber estar en cada momento y situación. Si bien en el norte todavía quedan lugares donde refugiarse de este peligroso turista, la realidad demuestra que la globalización ha cambiado las costumbres de cada sitio y este viajero y su chiringuito siguen extendiéndose a gran velocidad sin encontrar cura que consiga frenarlos.
El hecho de contar en verano con menos prendas para escoger, no debería ser excusa para no vestir de la manera correcta. Si disponemos de muchas opciones para disfrutar de las placenteras noches, también en la playa podremos leer nuestra novela preferida sin tener que entregarnos al abandono más absoluto. Las camisas de lino de las que hablábamos hace dos semanas pueden acompañar al traje de baño no solo con más estilo que cualquier camiseta sino también con más frescura. Los trajes de baño tipo slip reservémoslos para cuando entrenemos en la piscina, y en la playa demos entraba a trajes boxer sueltos.
Disfrutemos de las populares chancletas de goma mientras estemos en la arena de la playa pero guardémoslas a nuestra vuelta. Si necesitáramos protegernos del potente sol hagámoslo con un cuidado sombrero de paja-toquilla pero no con una gorra de beisbol o con el sombrero de paja que la marca de cervezas del lugar nos regaló la noche anterior.
Lejos del mar las opciones se multiplican pudiendo dar entrada desde a un jersey de algodón hasta, si la formalidad del sitio así lo requiriese, a una
desestructurada y ligera chaqueta. En ambos casos habrá que optar por un pantalón largo y un zapato algo vestido, siendo los conocidos como “gominos” o drivers una opción más que interesante.
Si disfrutábamos en la playa del frescor del traje de baño, al sentarnos en la mesa no abusemos de él. Un pantalón de lino o uno de algodón acompañado de una camisa remangada y de unas alpargatas, siempre será más adecuado para vestir en un sitio cerrado que hacerlo con el informal conjunto de playa.
Si gran parte del turismo que acude a nuestras playas no se caracteriza precisamente por su buen gusto, al menos nosotros hagamos lo posible para no convertir al slip y a la camiseta de tirantes en los protagonistas del chiringuito.
El Aristócrata
31 comentarios
Muchas gracias por este artículo. Yo tengo la misma sensación de que la gente se olvida de la elegancia en verano. Y se agradecen mucho unas recomendaciones para vestir.
Saludos.
Sr. Aristócrata, le sigo desde hace tiempo y valoro cada una de sus aportaciones, pero… últimamente estaba barruntando algo. Hoy se ha confirmado, esta entrada suya me llena de estupor y miedo ante lo que yo consideraba elegancia. Ha cruzado mi línea entre la elegancia y la cursilada, entre el saber estar y un cierto amaneramiento en el vestir que no me agrada. Un saludo y espero no me lo tome a mal. Es una línea muy sutil.
¿Cursilada, amaneramiento…? ¿Dónde aparece esto en este artículo?
Explíquese porque no le entiendo.
EA.
No se preocupe, si lee bien mi comentario, "ha cruzado MI línea…", es un problema mío, no suyo, mi percepción es que la elegancia encuentra una zona oscura en la que el verdaderamente elegante es capaz de batirse con prendas menos "convencionales".
Y si, quizás no he sabido elegir las palabras adecuadamente, "cursilada o amaneramiento" quizás no sean las más correctas…
Esperando no me lo tenga muy en cuenta…. Carlos López.
Estimado EA,
No me lo tome a mal, pero debo reconocer que coincido con la opinión de D. Carlos López. Es más una sensación que algo concreto a lo que referirse, pero el blog ha ido adentrándose por terrenos oscuros que, proviniendo de la elegancia clásica, denotan cierto amaneramiento e impostura. Cada uno debe centrarse en lo que es y evitar en lo posible la necesidad de demostrar.
Pero insisto, se trata más bien de una sensación que de un dato fehaciente. En cualquier caso, un buen blog.
Reciba un cordial saludo,
Felipe Bernaldo de Quirós.
Para nada me lo tomo a mal. Es imposible gustarle a todo el mundo. Y el pretenderlo sería un error.
Un abrazo
EA
Hablar de sensaciones en vez de cosas concretas no aporta realidades. Si uno quiere decir que algo o alguien es cursi o que hay determinado amaneramiento lo mas sencillo, natural y concreto es poner ejemplos para que se pueda entender el tema que se trata. Lo contario es decir sin decir, criticar pretendiendo dejar ver que no es su intencion pero finalmente haciendolo entre lineas y en definitiva siendo un poco cobarde.
Ir de frente aporta dialogo y crecimiento en nuestras opiniones, lo contrario es deporte nacional.
Saludos
Marcos
Te olvidas del pueblo, que ha existido siempre.
Pecas de ingenuidad,amigo. No quiero vivir en un balneario decimononico. Disneylandia. No obstante, antes de subir a un avión en chanclas y Bermudas me suicido.
Yo no detecto amaneramiento alguno en el estilo que imprime al blog EA.
Sí a veces un punto entre rancio y de modistilla, pero en absoluto amanerado. No confundamos los términos.
Pero no centremos todo en el estilo, cada cual pondrá ahí su toque personal, y reconozcamos que EA sabe de qué habla.
Buen verano.
J.E.F.
Muy buena la foto de "The quote of the week".
JDA
Estimado Marcos, creo que he ido lo suficientemente de frente, hasta rayar lo insolente, de ahí mis disculpas al Aristócrata.
También creo que ha quedado meridianamente claro lo que quiero decir. Con lo que huelgan más explicaciones.
Por último, reconocer que es el mejor blog de moda que he logrado encontrar, incluso en inglés no he encontrado ninguno mejor, debe ser porque mi nivel de inglés me impide entendre los "nuances"… jejeje Saludos y abrazos a todos.
Carlos López
Estoy absolutamente de acuerdo con el autor del artículo. De hecho, tengo la misma impresión cada verano que el titular de este blog. Recorriedo el paseo marótimo de mi ciudad de punta a punta no he encontrado ni una persona mínimamente bien vestida.
Y en respuesta a un comentario anterior, ¡Quién pudiese vibir en un precioso balneario decimonónico de los que solían poblar mi ciudad!
Fernando L.R.
Elegancia. Estilo. Educación. Cultura. Al fin y al cabo estos términos van de la mano y denotan personalidad propia a quien los porta y lo hace único e irrepetible.
A mí también me espantan las manadas de "chancleteros", "tiranteros", "bermuderos" y demás fauna urbana. Avanzan por nuestras calles como traídos en movimientos migratorios que huyen de los gélidos climas y se establecen en esta temporada del año en nuestras tierras.
Me resulta horrible ver esas piernas peludas con un no más favorecido pie transitando por mi ciudad. El invierno al menos tapa esas cosas aunque no se vea elegancia. No menos desagradable es ver especímenes que dejan ver los vellos de la espalda y axilas tras esas ceñidas "tirantas".
Y de pinturas, escarificaciones y perforaciones mejor no hablo.
Estoy deacuerdo con EA, aunque no necesaria tenga que vestir como él, pues es su estilo, personalidad la que guía su manera de vestir, al igual que la de cada uno; lo que no implica que sean unos buenos consejos a seguir.
La intimidad es el espacio propio para uno mísmo el cuál pertenece a cada individuo y es enalienable.
La sociedad, el individuo forma una parte integral de ella y no del todo. Por tanto se debe a unas normas y cánones establecidos por la mísma que tampoco impiden su espacio íntimo.
Manuel G.
y lo peor no son las horribles vestimentas de la playa sino que se trasladen a la ciudad. Va uno por Salamanca o Córdoba o Madrid y cree que en cualquier momento aparecerá la playa; bermudas, camisetas sin mangas para hombres e incluso bañadores en cualquier ciudad. No sé si será rancio, clasista o como quieran llamarlo, pero es fiel reflejo de la educación patria actual
Sería conveniente saber cuales son las prendas alternativas que plantean algunos anónimos en este blog. Personalmente creo que el artículo muestra unas normas básicas para vestir en el verano. Vivo en la costa alicantina y debo aguantar miradas de reprobación por disfrutar de un habano en una terraza mientras soporto camisetas sin mangas y otras prendas que muestran la imperfección corporal de quienes me rodean. Un saludo
Pues yo me sumo a los que están de acuerdo con el artículo, muy acertado y para nada extremista. Bastan unas mínimas pautas de vestimenta para no caer en el saco de los guiris o los horteras, y encima destacar por lo contrario sin parecer ridículo.
Me ha gustado!!
Pedro
Estimado Aristócrata:
Algunos otros compañeros hablan de cursilería y cosas similares. A mi entender se exceden, pero creo entender el fondo de sus palabras.
Paso estos días en un pueblecito de León y no en mi Asturias natal. Desde luego, ni me planteo acercarme a una de las atestadas playas mediterráneas, pero, de hacerlo, aunque, insisto, sería más probable encontrarme en diciembre en Siberia que en agosto en Málaga, se me haría realmente cuesta arriba cubrir el bañador con un ligero y estiloso pantalón de lino para ir al apartamento a ducharme.
Otra cosa sería ya convenientemente duchado y refrescado vestirse de "persona" para salir a tomar algo con un buen pantalón, camisa, zapato, etc
En todo caso, a mi entender tales latitudes ni pisarlas, salvo para aquellos acostumbrados a la climatología local.
Saludos.
Quizás por todo esto es por lo que no se equivocan quienes afirman que la elegancia es solo cuestión de educación, conocimiento y respeto.
¡Magnífico artículo!
Andrés
¿Educación, conocimiento y respeto? ¿Alguien me podría decir qué significan hoy estas palabras? Imposible porque las hemos vaciado de contenido y las hemos desterrado del diccionario de nuestros padres a costa de volvernos todos de un progre q no veas.
Efectivamente, gran artículo. gracias
Recuerdo a mi admirado Joaquín Sabina decir que está bien tener sombrero por si se presenta una buena ocasión para quitárselo.
Pues yo me descubro ante tan acertado artículo.
Felipe
Totalmente de acuerdo, no es concebible la dejadez de la gente en las zonas cercanas al mar, no es nada decoroso sentarse en un bar con el bañador y la camiseta, mucho mas correcto sería con una camisa, el respectivo pantalón largo y el zapato cerrado. Y a la hora de dar un paseo por el paseo marítimo, a mi por lo menos, me resultaría elegante por ejemplo un blazer con el pantalón blanco, la corbata con rayas azules y blancas, etc. Si ven a esa forma de vestir como amanerada mal vamos…
Juán Manuel,
RAE, amaneramiento.
1. m. Acción y efecto de amanerarse.
2. m. Falta de variedad en el estilo.
Sin entrar a valorar todos los post anteriores, que a mi manera de ver han confundido mis palabras…
Respecto a lo que usted dice "Y a la hora de dar un paseo por el paseo marítimo, a mi por lo menos, me resultaría elegante por ejemplo un blazer con el pantalón blanco, la corbata con rayas azules y blancas, etc", pues eso, cursi y amanerado, pero claro es solo mi forma de verlo…
Carlos López
Respecto a la palabra cursi, las acepciones que utilizo en mi primer post son la segunda y tercera que ofrece la Real Academia de la Lengua:
(Etim. disc.).
1. adj. Se dice de un artista o de un escritor, o de sus obras, cuando en vano pretenden mostrar refinamiento expresivo o sentimientos elevados.
2. adj. coloq. Dicho de una persona: Que presume de fina y elegante sin serlo. U. t. c. s.
3. adj. coloq. Dicho de una cosa: Que, con apariencia de elegancia o riqueza, es ridícula y de mal gusto.
Un saludo y abrazo a todos.
Carlos López
PD: Sr. Aristócrata,reitero mi admiración por su blog y le conmino a que si usted ve mínimamente ofensiva o no apropiada cualquiera de mis intevenciones me lo haga saber y cesaré de introducir lo que yo creo que son aportaciones a su blog. Entiendo que el exceso no está en su ánimo pues he leido prácticamente todo su blog, pero hay veces que parece que se juega en los límites de ese exceso y por ahí deben de entenderse mis aportaciones. Un cordial saludo.
Carlos López
Tenemos distintos puntos de vista entonces, ¡saludos¡.
Impecable la exposición de D. Carlos López. Coincido con sus impresiones sobre este blog. EA demuestra tener gran conocimiento, pero en absoluto se le puede considerar un hombre elegante, estiloso ni distinguido. Y son los intentos de parecerlo lo que tiñe al blog de un trasfondo cursi.
Suscribo también la expresión utilizada en uno de los primeros comentarios de esta entrada: ' de modistilla'.
Por lo demás, magnífico blog.
Ánimo EA, y no pretenda nunca más parecer lo que no es.
Saludos,
Eduard C.
Hola Eduardo,
Estaba pensando qué contestarle pero obviamente no merece la pena. Tp voy a borrar su comentario. Todo el mundo se merece su minuto de gloria!
Disfrute del Sábado, yo lo estoy haciendo.
EA
Quisiera aportar algo ecuanimidad a la polémica suscitada entorno a lo que es cursi y amanerado. Amigos en el blog, reconozcámoslo; si estamos atentos a cada nuevo artículo de EA para leerlo con placer, es porque todos tenemos esta afición al bien vestir; por decirlo en dos palabras. Venimos al blog de EA a buscar una cultura y unos conceptos que a los ojos de a quienes estas cuestiones les dejan fríos, ya solo por interesarnos, seriamos con toda probabilidad, tildados de cursis y amanerados. Ya ven Uds. todo es pues relativo. No pongamos cerco a los artículos de EA, ya que los disfrutamos justamente porque su conocimiento y su posible intransigencia en cuestiones de elegancia es lo que los hacen tan interesantes para todos nosotros. Que siga valiente; atreviéndose a decir lo que guste acerca de estas materias, pues para artículos adocenados ya tenemos suficientes por ahí. Saludos cordiales a todos.
Mucho wannabe en este blog.
Se confunde la elegancia con la ranciedad.
Recomiendo, desde la humildad de mis apellidos terminados en "ez" ambos los dos una estupenda película española de los años 50 o 60 de la cual, por desgracia, no recuerdo el título.
En ella se tratan las aventuras veraniegas de la pequeña burguesía española en San Sebastián en lo que a diferencia de clases, imposturas y aspiraciones se refiere.
La verdadera elegancia está basada en la naturalidad y el saber estar y no en ver a quien le sobresale más el pañuelo del bolsillo de la chaqueta a modo de catedral del gótico flamígero.
Un saludo,
KFG
No es elegancia y educación, ni siquiera distinción, dedicarse a denostar a todos aquellos que por falta de oportunidades, conocimiento o azaroso nacimiento no visten como nosotros vestiríamos.
Señor Aristócrata, ser educado y elegante es enseñarnos cómo debemos vestir bajo su punto de vista sin parecer que le da asco todo lo que no sea compartir sus gustos.
A mi, desde luego, me resulta hilarante ver a un señor volviendo de la playa como si fuera a tomar el té en un verano Victoriano. Igual que nunca entenderé porqué la gente va los fines de semana con indumentaria de "Himalayista Decathloniano".
Un saludo
Sin duda el tema escuece, por algo será…
Estoy de acuerdo con lo que nos recuerda KFG en cuanto a nuestra afición común a la moda masculina clásica.
Independiente de que hayan discrepancias en cuanto a lo que cada uno de nosotros interpretemos como elegancia que también se puede definir como “la capacidad de elegir”.
Dicho ésto considero que los lectores de este blog nos vestimos de una determinada manera porque entendemos que nos tenemos que respetar a nosotros mismos en particular y a las otras personas que nos rodean en general.
Termino por lanzar la reflexión de que aquello que nos desagrada del prójimo bien puede ser el reflejo de aspectos que no nos gustan de nosotros y que nuestra mente subconsciente nos muestra de manera sutil.
Un abrazo a todos.
Salvador.