El pasado mes de junio el Primer Ministro italiano Matteo Renzi inauguraba la 86 edición del que es sin lugar a dudas el evento más importante del año en lo concerniente a la moda masculina: el Pitti Immagine Uomo. Durante los cuatro días que duró la feria, la ciudad de Florencia vio desfilar a 19.000 amantes del vestir que no dudaron en conocer las propuestas de los más de 1.160 expositores.
Más allá de observar las últimas tendencias de las casas más punteras de ropa de hombre, el Pitti Uomo se ha convertido en un lugar para ver y ser visto. Por ello, son los aledaños de la feria el verdadero foco de interés de los que allí acuden, fusionando los estilos más vanguardistas con los más clásicos en sus conjuntos.
Nadie asiste al Pitti sin tener perfectamente claro qué vestirá cada día y sin haber estudiado previamente los looks resultantes frente al espejo. De ahí que no es de extrañar que sea el conocido como Street Style el verdadero objetivo de los flashes de los más de 600 periodistas acreditados. Personajes encumbrados a la fama por blogueros de medio mundo – que no dudan en posar con ellos como lo haría un niño con su futbolista preferido – pasean lentamente asegurándose de que a nadie se le pase por alto su presencia. Trajes de sastre que se combinan con coloridas corbatas, últimos modelos de gafas de sol, sombreros panamá y una multitud de complementos, entre los que destacan los hoy tan actuales bolsos de mano, llenan de color y glamour toda la ciudad italiana.
Cuando uno asiste a una puesta en escena como solo los italianos son capaces de hacer, no deja de llamarle la atención lo delgada que puede llegar a ser la línea que separa lo estiloso de lo ridículo. Si bien es cierto que son muchos los que acuden con conjuntos francamente
interesantes, cuando las cosas se llevan a ciertos extremos el resultado suele caer más al lado de lo estrambótico y caricaturesco que al de la elegancia o estilo.
Una chaqueta americana con unas bermudas puede ser estiloso pero qué duda cabe que no es elegante. Un traje de chaqueta estará huérfano sin su corbata como también lo estará un abrigado zapato de doble hebilla sin un calcetín que proteja tanto a su piel como al pie de su dueño. Remangarse el bajo del pantalón del traje sin que haya un rio que cruzar, podrá ser tendencia pero nunca elegancia. Llevar los guantes en el bolsillo de la americana y no en las manos podrá ser muy cool pero no deja de ser un sinsentido.
Parecería más adecuado llamar la atención por llevar una chaqueta perfectamente cortada y no por hacerlo por vestir una dos tallas más pequeña. El ponernos todo lo que encontremos en el armario, pashmina, gafas, sombrero, bolso de mano, pulseras, reloj de bolsillo, pin para la solapa, sujeta-corbatas etc. todo lo que conseguirá será que al llegar a casa se pase más tiempo colocándolos en su sitio. Estarán muy en vogue las pobladas y desalineadas barbas tipo hipster pero no resulta fácil encontrar algún atributo que las acerque al de elegancia.
El estilo y la elegancia no solo no están reñidos sino que incluso al unirse ambas facetas el resultado es sencillamente digno de elogio. Sin embargo, ese estilo debe ser natural y no forzado, sencillo y no sobrecargado, discreto y no llamativo, armonioso y no disonante y, por supuesto, un estilo personal que no siga las tendencias del momento. Y es precisamente cuando se junta este estilo con la elegancia más intemporal, cuando el resultado sorprende hasta al gusto más refinado.
Quizás sea por ello por lo que la frase del vanguardista Pablo Picasso “aprende las reglas como un profesional para poder romperlas como un artista” tenga un espacio reservado en el mundo de la moda.
EL ARISTÓCRATA
6 comentarios
Ciertamente me he quedado estupefacto viendo algunas de las fotografías, otras en cambio han llamado mi atención gratamente.
En un principio tratándose de la "Bella Italia", pensé que nos encontrábamos en el carnaval de Venecia, pero sin máscaras…
Coincido con el final del artículo estilo y elegancia no han de estar reñidos, sencillez, armonía, discreción, que no aburrido y uniforme.
Le veo poco futuro a estos conjuntos.
Un saludo.
Manuel G.
Buenas noches:
Buenisimo articulo, lo suscribo de principio a fin.
Saludos. Manuel.
Le parecerá una tontería, pero me pica la curiosidad. ¿Porque el cambio del tamaño y tipo de la fuente en los últimos artículos, me llamaba la atención lo cuidado de la identidad visual de su blog… pero no se si obedece a algún cambio programado o a un descuido. Un saludo.
Según las imágenes mostradas, concluyo que en este evento hay muchos que restan y pocos que suman a la elegancia. Saludos y felicitaciones.
Me ha llamado la atención, profano de mi, que el hombre de la última imagen lleve chaleco y chaqueta cruzada. ¿Eso es normal/aceptable?
Estos señores son exagerados pavos reales pero aportan alguna idea para romper la monotonia. Usted ha mencionado en el pasado que hay reglas que hay que romper de vez en cuando.
Además la vestimenta evoluciona: cambió de Beau Brummel a Cary Grant y no va a quedarse anclada en los 50. Con cuidado y un poco de riesgo hemos de probar algun detalle, alguna tela nueva, no seamos ludistas, si no seguiriamos con monoculos y levitas.
Por ejemplo he probado una gabardina fabricada con tela tecnica (ligerísima, traspirable, flexible, impermeable) que mantiene el corte tradicional. No volveré a usar el raincoat Mac que pesa y hace sudar.
Gracias por compartir su sabiduría en este blog que aprecio regularmente.
Juan