Si solo una pluma se pudiera tener esa, seguramente, debería ser una Montblanc 149. A partir de ahí, igual que después de unos Oxford lisos negros, cualquier otra compañera sería bienvenida.
En esta ocasión enfrentamos a dos púgiles de categorías de peso diferentes y que difícilmente se deberían enfrentarse en el mismo cuadrilátero. Un peso ligero contra un supermedio. Pero al igual que encontramos comparativas de coches muy desiguales, también nosotros vamos a intentar dar cierto sentido a este enfrentamiento.
Visconti y Ulpia son dos marcas bastante clásicas y que comparten el estar hechas a mano. Al pensar en Montblanc de alguna manera u otra nos viene a la cabeza la calidad de sus piezas. Namiki, y en general, las estilográficas japonesas destacan por su delicadeza. Al evocar Visconti el diseño se apodera del primer pensamiento. Ulpia, marca mucho menos conocida, pero muy presente en las mesas de los entendidos españoles, se asocia rápidamente a esa pluma del día a día.
Visconti es uno de los buques insignia de la escritura italiana. Fácilmente reconocible por su diseño algo atrevidos, con el tiempo ha ido mejorando en calidad y hoy es una candidata siempre a tener en cuenta cuando de aumentar la colección se trata. Destaca, igualmente, por sus series limitadas; en el caso de la Tuscan Hills a 888 unidades. A este último punto, aunque como herramienta de marketing pudiera entenderse, no deberíamos darle excesiva importancia. Y lo pienso porque al igual que en los relojes ediciones limitadas y tantas otras cosas limitadas en número, obedece solo al número de ejemplares que los equipos de ventas piensan que verdaderamente se pueden llegar a vender. Solo cuando el número viene limitado en 10 o menos unidades se trata de verdaderamente una edición limitada.
El nombre de Tuscan Hills está inspirado en las colinas y los picos de las montañas de la Toscana. Según la propia casa, “Visconti te quiere llevar a un viaje imaginario a través del poético paisaje toscano, de esa manera podrán fluir tus pensamiento de una manera lenta y armoniosa. Con esta edición limitada, la marca italiana Visconti celebra la belleza y la armonía de la campiña toscana”. Y lo hace con el uso del verde y marrón, colores oscuros pero suficientemente transparentes como para poder conocer el estado de la carga de la estilográfica. Las vetas verdes y marrones del cuerpo de la pluma reflejan la variedad cromática del paisaje toscano y el juego de sombras creado en el suelo por las ordenadas hileras de cipreses, protagonistas indiscutibles de sus colinas.
Aunque esta línea Homo Sapiens se encuentra en otros colores, para mí este verde mate y marrón es el más interesante. La hace suficientemente discreta para un uso casi diario. No obstante, si eres de los que busca la mayor discreción hay otras casas de estilográficas mucho más acorde a ese gusto. En cambio, si buscas cierto diseño, y tonos entrelazados, la casa fundada en 1988 en Florencia por Luigi Poli y Dante del Vecchio es una opción difícil de superar.
Realizada en resina acrílica semitransparente, el capuchón cierra a través de una rosca con resorte, sistema conocido como Hok safe Lock. Este sistema hace que poner el capuchón a la pluma sea de lo más sencillo y rápido. Su plumín es de 18 quilates terminado en color plata para así combinar con los detalles del mismo color que se extienden tanto por el capuchón como por el cuerpo.
Otro detalle destacable es su sistema de carga. El conocido como Double Reservoir Power Filler permite llevar consigo una gran capacidad de tinta y el estar seguro que por mucho que se mueva la estilográfica por la chaqueta no dejará salir tinta. Este mecanismo patentado de tapado evita que la tapa se desenrosque accidentalmente y se filtre en el bolsillo o, de olvidarla en la maleta, manche la ropa. Su medida es de 146 mm cerrada.
El precio, dependiendo del comercio, alrededor de los 1.000€. Un precio que se justifica si se busca una pluma con un diseño tan sugerente como este así como si lo que se quiere son sus avances en lo referente al llenado extra y al sistema de rosca. Aunque su plumín es bastante más refinado que el utilizado en nuestra Ulpia, su decoración pierde por goleada frente a los mejores de Montblanc y en suavidad y deslizamiento frente a los exquisitos de Urushi.
Las estilográfica de Ulpia se mueve en otra categoría de peso. Un peso mucho más ligero, como también lo es su peso real. No destaca por su diseño como tampoco lo hace por una alta calidad de materiales. Sin embargo, es de esas plumas de las que nunca te cansas. Por hacer un símil relojero, es ese reloj que te dura en la muñeca mucho más tiempo que cualquier otro más caro o especial.
Y, además, se fabrican, y a mano, en Asturias. Claramente la 117 carece de cualquier licencia al diseño. Es un reloj hora/minutos. Por no haber, no hay ni segundero. Como única licencia encontramos un anillo roscado hecho a mano en latón, pulido y bañado en oro de 24k. Dicho todo esto, ofrece un diseño sobrio, de cuerpo único y que recuerda a las estilográficas de comienzos del siglo XX.
Su sistema de recarga es o por cartucho o convertidor. Según la información que se proporciona con la pluma, el cuerpo y el capuchón están fabricados en ebonita (la ebonita es goma natural vulcanizada conocida por su particular brillo y cálido tacto que ha venido utilizando en plumas estilográficas desde finales del siglo XIX). El clip y anillo roscado están fabricados en latón macizo y grabados con punto de diamante que posteriormente son pulidos a mano y bañados en oro de 24k.
El plumín está fabricado por una empresa externa, Jowo, en acero inoxidable. Y es que no todas las marcas de plumas fabrican sus plumines. Si Visconti lo hace solo desde el año 2020, y solo en sus modelos de oro y en las de Giotto y Giottino, Montbalnc lo hace desde sus inicios. En este link encontraréis un video bastante explicativo sobre esto.
La historia de las plumillas JoWo se remonta al año 1852. JoWo fue el primer fabricante alemán de plumines de acero y hoy está detrás de los plumines de muchas marcas de estilográficas. El plumín está grabado con los emblemas de Ulpia y bañado en platino y oro de 18k al cual se le da, como al resto de la pluma, una garantía de por vida ante fallos de fabricación.
Con una longitud cerrada de 13 cm es sensiblemente más corta que la Homo Sapiens de Visconti, aunque, para mí, su sección de agarre progresiva en grosor y sin saltos la hace ultra cómoda. Aunque por poco más de 150€ puedes cambiar su plumín de acero por uno de oro, algo muy recomendable, de no hacerlo habrá que saber llevar el roce del acero con el papel; algo no especialmente agradable.
Nada ostentosa, al no ser conocida por el gran público pasa totalmente desapercibida y solo el ojo educado será capaz de reconocerla. Tampoco requiere de ningún adorno que grite su marca a su entorno. En definitiva, una de las mejores opciones para quien quiera una pluma a un precio francamente competitivo, 365€, y que tenga el objetivo de usarla todos los días y durante muchos años.
El Aristócrata
14 comentarios
Interesante enfrentamiento. La cuestión es: ¿merece la pena pagar tres veces el precio de la 117 por tener la Visconti? Para mi, claramente pues me resulta imposible escribir con plumin de acero. Raspan muchísimo.
Lo que se desliza sobre el papel, lo que lleva la tinta y escribe, no es el acero o el oro sino el iridio incorporado en la punta. Escribimos con el iridio. Que raspe no tiene nada que ver con el material principal del plumín sino con la terminación y afinado. Si lo relacionamos únicamente con nuestra experiencia, es muy probable que lleguemos a conclusiones erróneas. Todo tiene un porqué… Un punto extremadamente fino y no adaptado a la escritura personal, un pulido deficiente, una desalineación de los gavilanes, un inadecuado papel, una tinta reseca, pueden ser la causa de que un plumín raspe. Los plumines DEBEN ser de calidad (esto no tiene que ver siempre con su precio) estar bien rematados y bien adaptados. Una mala experiencia nos lleva al abandono, por eso es importante estar cerca de un experto, por formación o por destreza adquirida, para salvar los problemas del estreno. Que el plumín sea de acero o de oro afecta solo a su flexibilidad, lo que se relaciona con juego del trazo, variación de grosor y amortiguación del apoyo para manos con urgencia. La nobleza del material añade valor, no cabe duda, pero no siempre mejor escritura. Hay factores más importantes, así que mejor no asociar de entrada con calidades. La flexibilidad es un valor cuando se busca o se celebra, se decante uno por el oro o por el titanio. Mi experiencia con los buenos plumines de acero (bien terminados y pulidos) para una escritura estándar es insuperable.
Como amante de las Ulpia no lo dudaría. No obstante, recomiendo mejor la Párix, algo más cara pero con un plumín infinitamente mejor
¡Qué apasionante el tema de las plumas! Sus plumines, sus tintas nicho, los diferentes tipos de papel, la propia limpieza, sus puntos… Difícil de entender un traje bespoke sin una estilográfica a su altura. Y, sin embargo, es tan difícil ver buenas piezas de escritura…
Gracias por compartirlo.
Interesante artículo, como aficionado a las plumas me encanta que de vez en cuando se paseen por este blog.
Hay dos cosas con las que no coincido: con la crítica generalizada a los plumines de acero, pero no me extiendo porque creo que José Antonio T. lo ha explicado muy bien (solo puedo añadir que, por experiencia personal, he usado plumines de acero que no rasgan y no se diferencian especialmente de los de oro); la otra, con que una MontBlanc 149 sería el equivalente a unos Oxford negros lisos. Creo que el equivalente sería una pluma negra u oscura en general, que siempre son estéticas, para grandes firmas o para el día a día, para formalidad y momentos más desenfadados. Lo otro es entrar en marcas y, siendo MontBlanc un referente, creo que otras casas de plumas tienen muchas de gran calidad que bien podrían ser esa pluma “básica”.
En cuanto a la comparación, diferencia de precios, diferencia de conceptos, pero dos plumas muy bonitas. Siempre he mirado las Ulpia cuando quiero sumar una pluma, sobre todo por aquello de hacerse en Asturias y casi “a mano”, y tienen diseños que, desde la sencillez, también añaden toques distintos.
Pero esa Visconti es preciosa. Entra por los ojos y no te abandona, semitransparente, con esa mezcla de verdes oscuros y negro/marrón… por cierto que (y no pongo enlaces ni nada porque no quiero hacer publicidad), hay algún comercio que la tiene en precios cercanos a esa Ulpia, supongo que porque le quedarán pocas unidades. Me he quedado sorprendido (y pensativo…).
Interesantísimo artículo. Como aficionado a las estilográficas me encanta que se trate ese tema en el blog. Para mí es el símbolo de una vida elegante y magnífica, d’annunziana. No conocía la marca asturiana y me alegro mucho de haberla encontrado porque tienen una pinta magnífica. Sobre las Visconti, nunca me ha gustado su clip. Entre las italianas me quedo con Omas, sin duda alguna. Y en relación a la Montblanc 149 la reflexión me valía hace 25 años. Hoy en día no son escritura, son joyería. Hay que mirar a oriente, y probar una Pilot Custom 823 y 845, o una Sailor 1911 KOP para darnos cuenta de ello.
Un saludo
El tema de las estilográficas es, efectivamente, muy interesante aquí… Pero también aquí hay que tener en cuenta que las pasiones no son razones. La colección Meisterstück de Montblanc es todo un icono sin temporalidad, y creo que la marca sigue sabiendo de plumas por mucha competencia (afortunadamente) que le haya salido. En Pilot y Sailor, como en otras marcas, hemos de reconocer la reverencia a Montblanc. Particularmente, yo prefiero mirar a oriente para trabajos más artesanos e innovadores, acabados sorprendentes y gustos exquisitos (véanse los diseños de Taccia, por ejemplo). Estoy de acuerdo con usted en cuanto al reconocimiento de Omas en la cima italiana, con diseños y resinas irresistibles, objetos de verdadero culto. En cuanto al clip de Visconti, estoy de acuerdo, a mí me gustaba más el anterior. Los aficionados, coleccionistas (o acumuladores) no podemos ni debemos encumbrar marcas obviando los diseños, las modas, los materiales, los tamaños y pesos, y la atracción personal. No hay error de cálculo en honrar a nuestro paladar.
Totalmente de acuerdo con el reconocimiento a Omas y en especial al emblemático modelo Dolce Vita con ese maravilloso marmoleado naranja.
Quisiera aclarar que Dolce Vita es de Delta, no de Omas. Es de una gran belleza. Al modelo original se le sumaron otras en versiones distinto tamaño y terminaciones cromáticas. Incluso llegaron las Dolce Vita Federico sin anillo de plata, que pasó a ser cromado, con plumines más económicos, todo a favor de su expansión. Delta es una de mis marcas favoritas, con diseños novedosos y abundantes ediciones limitadas.
Gracias José Antonio, tienes toda la razón.
Muy buenas José Antonio. En mi caso me identifico como aficionado. Uso prácticamente todas mis plumas, por turno podría decirse. Y eso me descarta, en mi opinión, como coleccionista, aunque la línea es muy fina. Y espero no ser nunca un mero acumulador. Por ello mi punto de vista está profundamente influido por el aspecto de la escritura. Montblanc ha marcado tendencia y estética, indudablemente, pero ha pasado a jugar en otra liga. Un saludo.
Hola, Manuel, encantado… Colección y uso son compatibles, coincido en su papel primordial de usuario. Entiendo perfectamente lo que quiere decir con “otra liga”, pero creo también que es un fruto accidental del negocio y que no debe afectarnos para reconocer su lugar. Se levanta con ansias de justicia ese lado romántico de nuestra maravillosa afición, porque vamos siendo listos y conocedores del mercado, y empezamos a ser autónomos en opiniones y elecciones. Evolucionamos, y esto no es solo bueno, es buenísimo. Mandamos los que compramos, siempre dispuestos a admirar o relativizar lo que se nos va ofreciendo. Estoy seguro de que usted tiene buen gusto… Saludos.
Para un ignorante como yo, ¿qué marca dirías que es la Pagani de las plumas?
Gracias
Pues mira, Carlos, esa pregunta es muy difícil de responder… Pero también es una pregunta muy frecuente. Creo que hay grandes plumas, que nos dejan sin palabras, en aspecto y rendimiento, pero un Pagani sería para mí esa pluma que se lleva uno de su colección cuando te obligan a sacrificar el resto (en mi caso, alguna de mis Parker Duofold). Además, en cada mano cabe un mundo! Sin tener en cuenta los factores del gusto personal paralelo, tanto en estilo de plumín como en diseño de la pieza, no me atrevo a dictar sentencia… Pero sí le diría, sin pensar demasiado, que pocas plumas en mano como una Waterman Edson, diseño y escritura increíbles.