A raíz del reciente Black Friday pensaba hoy escribir sobre el enorme impacto que tiene sobre el medio ambiente y como las marcas incentivan un consumo totalmente irresponsable durante las fechas que lo preceden. Marcas que, por cierto, luego nos quieren hacer ver que su apuesta por el planeta es decidida. Sin embargo, con un largo fin de semana por delante, prefiero escribir sobre algo positivo y dejar para más adelante otro artículo con alguna que otra pregunta para esos defensores del planeta que llenan sus cestas de ropa en el black friday y luego intentan convencernos de la necesidad de movernos en patinete.
Hasta entonces, solo apuntar que si en las cajetillas de cigarros se puede leer “Fumar mata”, en las etiquetas de toda esa ropa que en los próximos días nos llegará a casa una leyenda tipo “Con esta compra usted está contribuyendo a acortar la vida al planeta” sería bienvenida.
Al hilo del último artículo y aun cuando parezca una contradicción con el cuidado del medioambiente (explicaré más adelante por qué yo creo que no lo es) esta semana voy a hablar de una de mis pasiones: la moto o, más concretamente, de la motocicleta Harley Davidson.
Pocas cosas comparto de mi vida privada en esta página más allá de mi afición por cierto tipo de ropa. No obstante, incluso hablando de cosas materiales son varias las que me hacen feliz. Si los automóviles, el viajar o la lectura están siempre ahí, las motos son las que verdaderamente consiguen que desconecte de mi día a día. Ellas son las responsables de que conozca infinitas carreteras, la mayoría comarcales, de este país, de compartir muchos momentos de risas y de otros muy relajantes.
Desde bien pequeño me gustaron. Aún sin edad de poderlas conducir, las revistas “Motociclismo” y “Solo Moto” llegaban a casa puntualmente cada semana. Creo nunca haberme sabido una lección mejor que el catálogo que cada año lanzaba “Motociclismo”. Recuerdo que me gustaban todas las motos, las deportivas, de campo, de Trail, custom…menos los scooters, todas. Igualmente, todas las marcas llamaban mi atención, desde japonesas hasta italianas. Sin embargo, había una marca que despertaba en mí una curiosidad que las otras no hacían: Harley Davidson.
Con catorce años no me imaginaba conduciendo una moto con connotaciones sociales, más entonces, no siempre buenas, motos llevadas, la mayoría de las veces, por personas, digamos, de apariencia sospechosa. Pero recuerdo que era tal la atracción que sentía por aquellas que hasta conseguí suscribirme a la revista californiana “American Iron”. La mayoría de las veces se perdía en el transporte y no llegaba a casa, pero cuando lo hacía era feliz. Por entonces, el campeonato de GP no siempre era a las 2pm y aun así nos juntábamos en casa varios amigos para seguir las carreras de las tres categorías. Aspar, Crivillé, Schwantz, Cardús, Doohan, Roberts, Rainey… nos hacían saltar del sofá. Aquellas eran carreras…sin electrónica, derrapadas infinitas, jugándose la vida en cada curva, pura locura pero también pura adrenalina.
Ya de estudiante en Madrid, además de que el acceso a muchas revistas era más sencillo, empezó una proliferación de revistas españolas alrededor del mundo custom que te alegraban la llegada de final de mes. Recuerdo con cariño una que bajo el título “Easy Riders” un grupo amantes del motociclismo del Colegio Mayor conseguimos que formara parte de las revistas mensuales del pasillo. Aunque hoy en EEUU ha vuelto a publicarse, en España dejó hace muchos años de hacerlo. Quizás el falso puritanismo que nos empezó a invadir hace ya años impidió que una revista de motos y señoritas con poses sospechosas tuviera continuidad en el país de lo políticamente correcto.
Era una época en la que tocaba viajar fuera de España para ver Harleys, el primer concesionario oficial en España abre en Barcelona en 2004, época donde las conocidas como 600, por su cilindrada, recibían gran parte de la atención. Por aquella época Harley se empeñaba en asociar la imagen de los excombatientes de la Guerra del Vietnam con esta moto y es cierto que esta moto estaba mucho más cerca de aquellos que bordeaban la ley que a los que les gustaba por su imagen atemporal y, por supuesto, por ese motor bibilídrico que no conocía de modas o corrientes. Recuerdo que siempre nos preguntábamos por qué no podías soñar con tener en tu garaje un E Type junto a una Springer si en el fondo compartían la misma filosofía.
Más cerca de los que veían a Harley como una moto exclusiva y una manera de mostrar tu personalidad que los que la adquirían para mostrar rebeldía compré mi primera HD. Y aquí empiezo a explicar por qué una moto de combustión, esta incluso de carburación, era, y es, mucho más sostenible y amiga del planeta que el último y moderno coche o scooter electrónico. Hoy esta moto, con 28 años a sus espaldas, sigue en mi garaje. Es decir, que por su enorme calidad y diseño intemporal casi 30 años después sigue en perfecto estado de revista.
¿Cuántos vehículos eléctricos, e incluyo coches, podrán decir eso en 30 años? Me temo que ninguno. Sí, ninguno que se haya usado habitualmente. Todos ellos habrán pasado de moda, sus baterías habrán cubierto su vida útil, sus frágiles componentes habrán dicho basta y se habrán sustituido por uno nuevo no una vez, sino varias durante dichos 30 años. En cambio, con motos como Harley Davidson, aquí me permito dejar de lado a las últimas creaciones de la casa de Milwaukee llenas de plástico y de una malísima electrónica, esto no pasa. La podrás cambiar si así es tu deseo, pero no lo harás por haber llegado al final de su vida útil. Y esto es extensible a creaciones también de otras marcas como BMW. ¿Qué moto eléctrica vivirá los años que han vivido las míticas K 75? Que una K 75 contamina rodando más que una eléctrica es cierto, pero solo en esta métrica concreta pierde la K 75. Cojamos el global de emisiones de la K 75 durante toda su vida y de las eléctricas que han pasado por el garaje durante la vida de la K 75 y tendremos una respuesta mucho más justa.
¿Acaso no todo el mundo conoce que China es el mayor emisor de CO2 del mundo y que de allí sale la gran mayoría de las baterías que usamos en Europa? ¿No resulta ilógico intentar salvar el planeta pidiendo a China que no pare de fabricarnos baterías aún cuando sabemos que esto lo hace con pocos miramientos al medioambiente? ¿No sería más lógico que nos pararamos un momento a pensar cómo actuar y no seguir en este sinsentido? ¿Acaso la mayoría de los vehículos eléctricos no se fabrican, a excepción del motor, como se fabrican sus hermanos de combustión? ¿Conocemos que a la mayoría de coches eléctriocos habría que hacerles más de 100.000 kilómetros para que contaminen en su vida útil menos que uno de combustión? ¿Cuántos eléctricos conocemos con ese kilometraje? ¿De qué vale tanto coche y moto eléctrica si luego se cargan con fuentes de energía fósiles? Probablemente, el propceso de electrificación requiera de un comienzo tan absurdo como este pero hoy por hoy es difícil de explicar.
Pero volviendo al placer de andar en moto, placer difícilmente explicable a quien no le gusten, comentar que es de las sensaciones que más te acercan a la auténtica libertad. Durante el tiempo que ruedas, rara vez piensas en algo que no sea positivo, la vista se te pierde por los paisajes, enlazar curvas a velocidades contenidas (si eres de los que te gusta correr HD no es tu moto) o rodar en formación por una recta infinita es una sensación que queda guardada en la retina hasta la próxima salida.
Nosotros – tengo la suerte de salir antes con conocidos hoy ya amigos – compartimos no solo la afición por la moto sino por otras muchas aficiones, una de ellas la gastronomía. Y esta es otra de las ventajas de las HD. No son motos concebidas para ir de un punto a otro, son motos pensadas para salir a pasear sin un destino al que tener que llegar lo antes posible. La improvisación es parte del viaje. Y es esa improvisación la que te permite descubrir infinidad de lugares que, de utilizarse la moto solo como medio de transporte y no de disfrute, no conocerías. Muchos de ellos relacionados con gastronomía y hoteles. Si por la mañana puedes parar en la tasca a la que le han dado el premio al mejor torrezno del mundo, por la noche haces lo propio en el último laureado con estrella Michelin de la zona. Y con los hoteles ocurre algo similar. Un día un pequeño hotel con encanto, el siguiente un Parador, una bodega… pero al igual que con los bares y restaurantes, todos especiales por algo.
Los hoteles son esa parte fundamental de cualquier salida que implique pernoctar al menos una noche. Raro es terminar en uno de esos hoteles impersonales de alguna cadena. Por el contrario, se buscan hoteles con encanto tipo Relais & Châteaux u hoteles boutique fuera del circuito más popular. Raro es hacer más de 150 kilómetros sin parar a repostar y botellín en mano comentar lo andado hasta allí. Aunque es con el casco puesto, escuchando ese inconfundible bicilíndrico y con los olores de los paisajes cuando el placer de montar en moto alcanza su cenit.
Hay muchos tipos de motos y seguro que cada uno encontró un motivo por el que decantarse por la suya, pero es cierto que Harley Davidson tiene un aura especial. Pocas cosas evocan tantas otras como esta motocicleta. Canalla, rebelde o exclusiva son todas connotaciones que se le han asociado prácticamente desde siempre. Moto que capta la atención tanto de un yupi como de un prófugo de la justica; pero ante todo una moto con una gran personalidad. Y si la transformas: tu moto, únicamente tuya y de nadie más.
Curiosamente, es esto último lo que hace que me sea difícil entender la locura que se vive hoy con las BMW GS. Obviamente, este enorme éxito de ventas habla de la calidad y polivalencia de este modelo. Sin embargo, salir a pasear con ella y cruzarte con tu misma moto varias veces durante tu salida es lo más alejado a un concepto de exclusividad. Si de lo que se trata es de ser “uno más” puedo entenderlo, pero si buscas distinguirte mínimamente tener la misma moto que la mitad de los que te cruzas en tu salida debe ser, cuanto menos, confuso. Y en eso HD no tiene competencia pues las opciones de transformación son infinitas.
Con HD o con cualquier otra moto, de lo que se trata es de desconectar, de dejar la mente en blanco y disfrutar de ese momento donde nadie te puede llamar, donde la vista se pierde buscando el infinito y donde los olores y el sonido de tu moto te recuerdan que sigues vivo y que tienes que disfrutar de este viaje llamado VIDA.
* Todas las moto aquí traídas, a excepción de la HD Sportster S y de la Royal Enfield, ambas por su ínfima calidad, siguen en el garaje de casa y como el primer día.
El Aristócrata
11 comentarios
Gran articulo.
Solo una pequeña apreciación al último comentario. Una moto que por 6mil euros te dura toda la vida, no te da ni un problema por su simpleza y fabricación hecha para lo que se ha concebido, que es mover una estructura metálica cumpliendo de sobra lo que promete (la royal einfiel) no me atrevería a decir “ínfima calidad”. Sino “cumple lo que promete” y ademas es bonita.
Solo hay que ir a India y ver “la mala calidad” de estas motos que transportan a todos los miembros de una misma familia y forman parte de la historia del motor.
En 50 años veremos si siguen circulando (me temo que si), ya que con una impresora 3d podrás repararla como quieras … ya veremos las grandes motos con electrónica cuando haya que buscar un chip de hace 30 años, como se reparan … hasta esas nuevas hd´s llenas de chips tienen sus dias contados.
“La utilidad y belleza de lo simple, no tiene precio”.
R. L-G.
Qué motos más bonitas. Envidio su capacidad de disfrutar y trabajar. A veces se nos olvida que ambas facetas deberían ir de la mano. Ambas se retro alimentan. Enhorabuena
0 de motos. Pero qué chulas las Kickers, qué recuerdos. Y la sudadera de Woolrich chulísima, es la marca de ropa más antigua del mundo. Aunque de quedarme con unos zapatos las Redwings de la foto pequeña. Buen gusto hasta para montar en moto.
La Harley oliva y mostaza es la moto más bonita que he visto nunca. Yo la pondría en el salón de mi casa.
Cuanta verdad lo que comenta el artículo sobre los coches y motos eléctricas: una auténtica mentira lo de que contaminan menos. A lo mejor en el futuro será así pero hoy por hoy contaminan más, muchísimo más.
Harley es la moto por excelencia. Vendrán nuevas marcas y se irán otras pero Harley siempre permanecerá. Es la moto más personalizadle del mundo como dice el artículo y la perfecta aliada para mostrar quién eres. No corre, no frena…pero tiene alma, algo que muy pocas tienen.
Guille
Teniendo en cuenta el estilo que rezuma este blog no entiendo cómo EA aparece fotografiado con el pulgar levantado. Nunca he sabido a qué responde este gesto que me parece de dudoso gusto.
En todo caso, leo este blog con asiduidad y aprovecho la ocasión para felicitar a su autor.
No puedo estar más de acuerdo en lo referente a los coches y motos eléctricas. Hoy por hoy hacen más daño al medioambiente que los nuevos de combustión.
Muchas gracias por compartir el artículo. Una pregunta: ¿es cierto que la electrónica de Sportser S da tantos problemas? Es que lo he escuchado ya en varios sitios y a mi me gusta mucho esa moto. Pero ahora empiezo a dudar si sería una buena compra.
Ráfagas
¿El caso integral es un Ruby? Ya no se hacen, ¿verdad? ¿Se puede conseguir en algún sitio? Muchas gracias
JA
Magnifico resumen a juicio de un amante y usuario diario de moto, coincido con la apreciación y singularidad del porqué amamos la moto, pero dIfiero de la predilección por las Harley. Mis Honda preferidas están entre algodones en mi casa CBR1000F sc24 (30 años) en la familia… el scooter 750cc que me lleva diariamente por la ciudad y a veces me aleja de ella y mi soñada y majestuosa Golwing 1800 con la que me escapo sin rumbo fijo, solo en compañía de mi esposa, cualquier fin de semana del año. Enhorabuena JM Lopez Galiacho, por el artículo. PD: A la vista de los pilotos que le levantaban del sillón, debemos ser coetáneos, !Que carreras aquellas! Schwant, Rainey, Mamola, Dohhan, Cardus, Sito… Como se escribía en Motocilismo RÁFAGAS a todos.