Parece que todo lo que no ha llovido durante el invierno debiera lloverlo estos primeros compases de la primavera. Una tarde, esta del viernes, poco apacible pero que, sin embargo, me echa una mano con este nuevo artículo y me anima a disfrutar de un trago lento mientras se suceden las líneas.
Si difícil resulta ver complementos de calidad como un maletín o un sombrero ecuatoriano artesanal, no más fácil es cruzarte por la calle con un buen paraguas. Hoy, solo los negros, de puños de plástico, cortos y de ínfima calidad parecen tener aceptación. Es como si el paraguas “de verdad” hubiera perdido cualquier importancia.
Pocas son las personas que ven envejecer su paraguas debido, cierto es, a su facilidad para extraviarse, pero, también, a su escasa calidad. Escasa calidad que obliga a cambiarlos tras, prácticamente, cada tormenta. Curiosamente, ni en el campo se ven ya buenos paraguas; y eso que es precisamente paseando por él donde los modelos más especiales encuentran su hábitat natural. Basta observar la enorme variedad de mangos de materiales naturales entre los que escoger para poder esto afirmar.
Aprovechando unos días en Viena y después de disfrutar una vez más de la Escuela Española de Equitación visitar algunos de sus comercios es siempre una experiencia muy gratificante. En Viena hay varias tiendas y artesanos que bien se merecen una visita. Scheer, Maftei, Materna son los principales nombres que están detrás de los mejores zapatos artesanales austriacos y, probablemente, también europeos. Diseños bastante más toscos que los japoneses, pero con una mano de obra extraordinaria. Y si tres son los zapateros de obligada parada, también son tres las tiendas que uno no puede abandonar Viena sin haber entrado en ellas: Knize, Loden Plankl y Wilhelm Jungmann & Neff. Y es en esta última donde, además de preciosos cortes de tejidos de telares nicho, se pueden encontrar uno de los mejores paraguas artesanales del mundo, los paraguas de Francesco Maglia.
Hace unos años al hablar del paraguas artesanal comentábamos que la mayoría de las tiendas de paraguas de calidad habían tenido su sede en Inglaterra. No obstante, como también ocurrió en la sastrería, ciudades como París o Milán vieron una oportunidad de negocio reinventando el sobrio estilo inglés, pero manteniendo su alta calidad en la confección. Hubo casas paragüeras que vieron cumplir los ciento cincuenta años como Thomas Brigg & Sons en Londres, Boutique Bétaille en París, comprada en 1919 por la propia Thomas Brigg & Sons o la italiana Francesco Maglia quienes han estado detrás de los paraguas de las Casas Reales de medio mundo.
Aunque hoy la propia Thomas Brigg & Sons forma parte de Swaine & Adeney habiendo perdido sus paraguas la importancia de antaño, todavía hay casas como las italianas Maglia y Mario Talarico que elaboran paraguas como ya hacían hace casi doscientos años. Estas dos casas paragüeras son hoy probablemente las más reputadas del mundo por contar con el mayor grado de especialización en los diferentes procesos. Esto les ha permitido estar detrás de muchos de los paraguas fabricados por otras conocidas marcas paragüeras.
Hace bastantes años compraba mi primer paraguas Maglia, también como este último en Jungmann & Neff. Aquel paraguas sigue hoy en perfectas condiciones y cierto es que con lo poco que últimamente llueve acompañarlo de uno nuevo pudiera no tener mucho sentido. Sin embargo, es difícil pasar por la tienda vienesa y no quedarse un rato admirando la belleza y la terminación de los paraguas de Francesco Maglia. Conocedor de la imposibilidad de encontrarlos en España, bastará abrir uno para encontrar infinidad de justificaciones para que uno te acompañe en el viaje de vuelta.
Si el primero destacaba por su tela impermeable de tartán de cuadro escocés verde, este lo hace por unas líneas más primaverales. Si todavía se buscan colores más vivos, la oferta entre la que escoger es muy amplia. Por supuesto, de no encontrar la tela que se quiere o se busca una pieza verdaderamente única en el servicio “Made to Measure” se pueden encontrar tantos modelos como casi en un muestrario de telas de trajes. Eso por no hablar de la infinidad de tipos de puños que se enseñarán al cliente. En la propia tienda vienesa se puede escoger entre bastantes puños, aunque es muy probable que el que nos guste pudiera acompañar a una tela no de nuestro gusto. Dicho esto, la oferta RTW es suficientemente amplia como para dar con nuestro paraguas.
Siempre me han gustado las casas con historia. Pienso que si han conseguido sobrevivir tantos años no es fruto del azar sino más bien de la calidad del producto y de la pasión de sus dueños por continuar con el negocio familiar, aun cuando se trate de un negocio tan pequeño y particular como el de un taller de paraguas hechos a mano. Producir productos de baja demanda remando a contracorriente no es fácil pero sí mucho más apasionante que dejarte llevar por las olas de las tendencias. Quizás por ello disfruté también tanto hace solo unos días visitando nuevamente el taller de sombreros de mi buen amigo José Signes.
Los comercios con historia son cada vez menores en número pues ni se aprecia lo hecho a mano ni, me temo, los productos de calidad. Hoy el cliente prefiere los productos rápidos, de tendencia y, sobre todo, lo más económicos posibles. Mejor cuatro jerséis baratos aun cuando en dos puestas salgan bolas que solo uno más caro pero que aguante años. Y son el precio y el Usar&Tirar en un complemento como el paragua los indicadores en los que basa su decisión el comprador actual. Pero eso sí, luego todos en coche eléctrico.
Francesco Maglia comenzó en el negocio de los paraguas con solo catorce años. Fue en 1850 cuando entra como aprendiz en un taller de paraguas en Montechiari, Brescia. Cuatro años más tarde empieza como socio en una factoría de Verolanuova para poco después mudarse a Pavia y comenzar su propia empresa. En 1876 la se establece en Milán, concretamente en Corso Genova 7 donde generaciones posteriores permanecerán hasta 2003. Solo durante dos años, debido a los bombardeos de la II Guerra Mundial, dejaron aquella sede. Desde 2003 se les puede encontrar en Via Ripamonti 194, también en Milán.
Al contrario que otros artesanos, la familia Maglia siempre se ha mantenido fiel al producto que perennemente les dio reconocimiento mundial: los paraguas. Precisamente esto que ha hecho que Maglia siga hoy existiendo es lo que muchos artesanos hoy no terminan de entender: mantenerte fiel a tu producto estrella y no creerte tan bueno como para atacar otros muchos afines garantiza tu supervivencia y te posiciona claramente como un referente en tu campo. Como curiosidad, apuntar que en todos estos años siempre ha habido un Francesco en la familia Maglia lo que refuerza el mensaje de marca; hoy Giorgio Maglia y Francesco, su hijo, representan la quinta y sexta generación respectivamente.
Aquellos que no vean justificable pagar cuatro o cinco veces el precio de un paraguas normal le recomiendo que observe estas fotos y compare sus detalles con los de su último paraguas. En un paraguas de esta calidad las varillas no se doblan ni, por supuesto, se parten. El taco por donde se introduce la varilla está tan bien fabricado que la varilla siempre permanecerá dentro. Obsérvese la bisagra en la foto aquí fotografiada y luego miremos la de nuestro último paraguas. Bastante diferente, ¿verdad?.
Si bien en mi primer paraguas el bastón y la contera eran de madera, esta vez opté por el aluminio pues reduce significativamente el peso, pero, sobre todo, está pensado para usarse con fuertes vientos. El puño sí lo escogí en madera, concretamente madera de castaño, buscando ese toque artesanal imposible de encontrar en los de plástico o incluso en los de piel. No obstante, si esta tela hubiera estado disponible acompañando a algún puño de cuerno lo hubiera preferido.
Aunque puede escogerse con un diámetro de 132cm, la opción de 112 cm parece más acorde para un uso individual. La altura es de 92 cm, aunque, nuevamente, si por estatura o complexión se busca una longitud o un diámetro concreto siempre se puede encargar el que más nos guste.
Son estos productos de calidad los que hacen que haya artesanos cuyo trabajo siga siendo hoy tan valorado como hace más de cien años. Productos, como estos paraguas, que desafían las modas y que nos acompañan invierno tras invierno sin necesidad de cambiarse. Productos que hablan del gusto de quien los escoge y que probablemente sin saberlo llevan generaciones apostando por la verdadera sostenibilidad. Pues como hemos dicho en varias ocasiones no hay nada más sostenible que el producto duradero y confeccionado lejos de donde tienen sus macro fábricas las marcas de consumo masivo.
El Aristócrata
7 comentarios
En España yo he comprado varios en Fullhan.
Precioso paraguas. Es increíble que todavía haya artesanos que fabriquen a mano cosas, a priori, poco significantes. Gracias por seguir apostando por productos y marcas donde es la calidad final, y no el nombre, es el auténtico protagonista. Larga vida al Hand Made
Precioso paraguas!! El problema es que, salvo que se use “de paseo”, para el día a día se convierten en una esclavitud. Dejarlos en el paragüero de una cafetería te deja al borde del ataque de ansiedad…casi como aparcar tu Specialized o dejar tus Vist con los bastones de fibra de carbono colgando….Y así renuncié a ellos ( a los paraguas de calidad) hace algún tiempo, después de una mala experiencia. Y desde entonces, no me gasto más de 50 pavos en uno.
Pero joder….me siguen gustando.
Saludos.
Pues aquí en Gijón hay una tienda llamada Sierra -sólo producto inglés con marca Sierra- que tiene unos paraguas impresionantes.
Sierra es especial. Hay muy pocas tiendas en España como esa. Sus bóxers de Liberty todo un clásico.
Esto si que es lujo y no un Tesla, afortunadamente tengo dos (paraguas), uno de ellos lo estoy usando hoy, por las inclemencias meteorlógicas, de grandes dimensiones que es lo que busco (por ser estrecho de pecho) para no mojarme, puño de madera de castaño tambien, con un tacto agradable y natural (estoy si es ecológico), uno de topitos y otro de rayas, ¿el precio? elevado sin duda, gasto ninguno es una inversion que como todas hay que cuidar.
¿Aristocrata sabia usted que el tejido de estos paraguas es tejido de corbateria con un tratamiento especial para repeler el agua?
¿Sierra? Un clasico, una de las pocas tiendas con Excelencia que quedan en España, Alejandro su propietario, una de esas personas Especiales (por eso su negocio es especial) y de las que cuando te encontrabas en Florencia en “nuestras fechas”, normalmente de la mano de nuestro amigo Justo, habitualmente cenando en Tratoria Sostanza los dos juntos, o en la feria o en cualquir via, podias obtener sabiduria, tristemente Don Aleandro Sierra no esta bien de salud y estas escenas quedaran en el cajon de mis recuerdos, aprovechen Sierra lo que puedan.
Buenas tardes a todos,
Creo que ya lo comenté una vez aquí. Yo compré mi primer paraguas a medida en Londres. Fue la segunda paragüería que recomendó EA en su primer libro, de los cuáles soy un afortunado propietario, la primera era donde compraba Harry, y costaba ya hace 15 años una barbaridad y me decanté por la segunda. Evidentemente no lo dejo en ningún bar, y alguna discusión he tenido por ello, pero me ahorro disgustos, no como desgraciadamente el amigo Javier. Y sinceramente merece la pena la inversión y la preocupación.
Feliz semana a todos.