Una de las artes decorativas para artículos de lujo más antigua que se conoce en el mundo es el lacado. Originaria de China, la laca ha adornado durante siglos artículos de madera y bambú hasta que, a principios del siglo XX, la Maison S.T. Dupont comenzó a utilizarla en sus famosos encendedores y plumas, para convertirlos en bellos productos de colección imperecederos.
La palabra lacado se refiere a una variedad de técnicas decorativas utilizadas para recubrir la madera, el bambú, o el metal con un acabado duro. La resina utilizada en la laca china se obtiene de una especie de árbol autóctono conocido como Toxicodendron vernicifluum , comúnmente llamado árbol de la laca. La resina sólo se puede extraer de árboles que tienen al menos 10 años, y contiene un ingrediente activo llamado urushiol, además de una serie de fenoles suspendidos en agua. Estos ingredientes reaccionan entre sí y con el oxígeno, haciendo que la resina de la laca se endurezca: un proceso bastante lento conocido como ‘polimerización en agua’. El resultado es espectacular, especialmente cuando se agregan pigmentos de color y, además, muy duradero. Se han encontrado objetos lacados datados hace miles de años.
El término laca se deriva de la palabra sánscrita laksha, una referencia al populoso insecto Lacca (cochinilla laca) y su residuo similar a la resina que se utilizó como acabado de madera en la India. El Lacca también secretaba un colorante escarlata, que era uno de los pigmentos más caros de la antigüedad, después del oro. El lacado se convirtió en una floreciente artesanía y la complejidad de su proceso, superior incluso al proceso de fundición del bronce, supuso que los recipientes lacados rivalizaran con los de bronce como el medio más prestigioso para hacer ofrendas ceremoniales. La producción de la laca se basó en Changsha y en cuatro centros regionales controlados por el gobierno en Sichuan. Extendida por el país, cada una de las dinastías dominantes en la historia del país impulsaron las creaciones en laca e introdujeron diferentes avances técnicos y de diseño.
La laca llegó a Europa en el siglo XVII amparada en el término chinería, como expresión artística de influencia asiática que impregnó a diferentes vertientes y cobró un auge notable en el XVIII bajo el periodo rococó.
EL LUJO EN SU MANO
Ya nos hemos referido en alguna ocasión a la historia de la Maison S.T. Dupont, pero no la pasaremos por alto sin que recordemos algunos de sus hitos. En 1865, con tan solo 18 años, Simon Tissot Dupont dejó su Saboya natal para instalarse en París, con mucho espíritu emprendedor y ganas de aprender. Primero asistió a su tío, que era fotógrafo y gracias al cual descubrió los secretos de la fascinante capital del Sena. Apenas cinco años después y como consecuencia de la guerra Franco-Prusiana, el joven buscó refugio de nuevo en su tierra y no regresó a París hasta dos años más tarde. La ciudad hervía con una alta burguesía cada día más rica y con ganas de consumir productos de lujo. Fue así como Dupont arrancó su próspero negocio de marroquinería por el que empezó a ser reconocido. De nuevo una guerra, esta vez la primera mundial frenó el desarrollo de la empresa y a su término, fueron los dos hijos de Simon Tissot Dupont quienes tomaron las riendas bajo la marca comercial que ha perdurado hasta nuestros días: les fils de S.T. Dupont. Lucien y André Tissot Dupont abrieron nuevo atelier en París y un centro de producción a los pies del Mont Blanc, en Faverges siempre bajo la premisa de cuidar cada fase del proceso de producción de sus productos para asegurar la más alta calidad.
La historia de como llegó la laca al taller de los Dupont es tan curiosa que merece la pena ser contada. La euforia de los felices años 20 se tradujo, entre otras muchas cosas, en el afán por los viajes tanto en ferrocarril como en los nuevos transatlánticos. Esos viajes requerían equipaje que resistiera el uso intenso pero que al mismo tiempo fuera ligero. Los viejos baúles de madera era una pesada carga y André Tissot Dupont pensó en utilizar estructuras metálicas similares al aluminio con finos paneles de madera lacados. Menos kilos, pero igual belleza y durabilidad.
En 1935 publicó un anuncio en el periódico buscando un maestro platero, pero por un error se publicó un anuncio que solicitaba un maestro en aplicar laca sobre metal. El bendito error llevó hasta su taller de París a Georges Novossiltzeff, un emigrante ruso que probó ante los Dupont su arte y maestría, que quedaron desde entonces guardados como uno de los mejores secretos de la casa.
El hito siguiente se produce en 1941 cuando el Marajá de Patiala les encargó a los Dupont un gran set de viaje y entre sus peticiones les solicitó la posibilidad de miniaturizar un encendedor de petróleo para hacerlo más cómo de usar. Así nació la pieza más icónica de S.T. Dupont, el encendedor más ligero del mundo y desde luego el más bello. Porque además de sus virtudes obvias para hacer fuego, los tratamientos de decoración y entre ellos, sus célebres lacados han hecho del mechero de S.T. Dupont una pieza icónica apreciada por todos los fumadores del mundo y me atrevería a decir que, incluso, por los no fumadores.
El secreto de la laca también se aplicó a sus artículos de escritura y hoy en día, encontramos piezas únicas de gran belleza que se muestra especialmente en las ediciones limitadas. Las fotos no hacen justicia a la impresión que causa un encendedor o una pluma lacados de S.T. Dupont en la mano y es cada luz, cada ángulo de visión nos ofrece una gama de colores y brillos realmente excepcionales. Os invito a ver el vídeo que adjuntamos para apreciar su maravillosa artesanía de producción y por supuesto a visitar las tiendas de la marca para disfrutar de su tacto.
Por Javier Arias
Un comentario
El arte del lacado en decoración transforma objetos en piezas de lujo atemporales. Con su técnica milenaria y acabados brillantes, cada superficie lacada cuenta una historia de artesanía refinada y elegancia cautivadora.