BESPOKE XXVII: NORMAN VILALTA´S SHOES, UPPERS SIT, SOLE AND WELT SEWN

“Cerdas de jabalí, lino, cera de abeja, aceite de oliva, resina. Tecnología antigua, de la buena, de la de siempre, de la que todo buen zapatero tiene que aprender.[...]

“Cerdas de jabalí, lino, cera de abeja,
aceite de oliva, resina. Tecnología antigua, de la buena, de la de siempre, de
la que todo buen zapatero tiene que aprender. Una genialidad de algún ancestral
artesano que hacía ya zapatos a medida cuando las colas de hoy no existían”.
Norman Vilalta

“Y en esto es lo que pienso cada vez que llego al punto de coser un zapato, sea el emplantillado o el repunte (la suela)”.

Tras la toma de medidas, la realización de la horma, el diseño del zapato, el corte de los patrones, el pounching, las plantillas, la realización de los agujeros para la costura de la suela – todo esto ya narrado en artículos anteriores – es el momento de empezar a montar y coser el zapato. 

 

Siempre que alguien me pregunta sobre de qué color y qué tipo de corte debería tener su primer traje a medida, al contrario de lo que muchos harían, yo les recomiendo que no sea ni azul y ni de hilera sencilla. El motivo de ello es porque pienso que un traje azul marino si bien no hay duda de que debería ser la primera opción a contemplar, es fácil encontrarlo sin necesidad de acudir al sastre. Por ello para aquellos para los que ese primer traje a medida suponga un importante acontecimiento, como me supuso también a mí, prefiero recomendarles un traje que no sea ni azul o gris, o de serlo que contenga algún diseño, y que sea cruzado.

Y creo que este razonamiento es también aplicable a la zapatería a medida. Si bien no cabe duda de que la comodidad que aporta un zapato a medida no la tiene uno RTW también lo es que de tener un pie estándar se pueden encontrar zapatos negros muy decentes, y con diseños de lo más interesantes, sin tener que acudir a la zapatería artesanal. Sin embargo, en cuanto nos salimos de los colores y los modelos más extendidos se hace muy difícil, al menos en España, encontrar zapatos atractivos.  

Aunque seguro que no me hubiera equivocado de haber apostado por un buen patinado marrón, siempre quise tener unos zapatos azules en dos tonos y, acorde a este “revolucionario” color, también un corte bastante estilizado. Si en capítulos anteriores vimos las diferentes combinaciones posibles de azules hoy ya podemos ver ha quedado la que nosotros escogimos a falta de realizar el patinado.

El diseño es junto a la comodidad extra del zapato a medida sin lugar a dudas lo que hace verdaderamente interesante el optar por la zapatería a medida. El poder contar con tu zapato, y el de nadie más, hace si cabe más especial a la zapatería a medida que a la propia sastrería. En la sastrería si escoges la misma tela y el mismo corte cruzado que otra persona al final los trajes son muy similares. 

Sin embargo, en la zapatería son tantas las variables con las que se pueden jugar que hace a cada para de zapatos una obra única y seguramente irrepetible. Aunque obviamente este diseño puede o no gustar es mi diseño, mi color, mis pieles, mi suela incluso mi brogueado – como se puede apreciar el brogueado de la puntera derecha e izquierda difieren ligeramente; algo que tomé de la costumbre de los zapateros japoneses de incorporar alguna pequeña diferencia entre uno y otro pie -.

Pero para que esto pueda llegar a un buen final hay un largo y arduo trabajo que requiere de muchos años de capacitación y de una destreza especial con las manos; capacitación y destreza que requiere de algo a priori tan sencillo pero en realidad tan complicado como conseguir una buena punta para el hilo de coser. 

 

“Una de las primeras cosas que aprendí en mi entrenamiento, fue como hacer la punta del hilo. Como cortarlo, como deslizar la mano sobre la rodilla para que la hebra quede escalonadamente desgarrada de una manera sutil para que luego pueda enrollarse en una cerda de jabalí – de jabalí viejo y del cuello – que aunque parezca algo banal es la diferencia entre coser bien o mal”.

En los zapatos artesanales, lo actual depende de lo previo siendo prácticamente imposible modificar una fase anterior. De ahí que si te equivocas, ese error lo arrastras durante el resto del proceso y no hay forma de cambiarlo. Por eso una vez terminado el cosido la vira – la cinta de cuero que con la costura une el corte y la plantilla formando el
“alma” del zapato – se hacen los rellenos para cubrir ese  vació o desnivel que queda en la planta del zapato entre vira el muro/vira/ corte. Y según Norman esta es una de las virtudes del emplantillado y una genialidad de aquel que lo creó y de los artesanos que después lo mejoraron.
 

 

Para dar sostén y rigidez al arco que se forma entre los puntos de apoyo, el tacón y la zona de los metatarsos, se creó el cambrillón. Este cambrillón es siempre preferible que esté realizado en madera al ser más ligero. Igualmente, es también más resistente e impide que con las humedades y abrasiones pueda llegar a despegarse. Una vez puesto el cambrillon se le cubre con una pieza de cuero que los zapateros llaman cubre-cambrillón y que sujeta y da estructura a esa parte del zapato. Todo esto consigue cubrir el hueco de que existe en la mitad del zapato.

Por su parte, la parte delantera del zapato se rellena con corcho. Una vez rellenada se pasa a nivelar el zapato; una de las fases más críticas de todo el proceso de montaje. Con la correcta ejecución de este paso se logra que el zapato pise igual que lo haría de forma natural el propio pie. De no hacerlo así, el peso del cuerpo llevaría todo el zapato a la
posición natural de este pero forzándolo mucho lo que terminaría deteriorándolo y lo que es todavía más importante haciéndolo altamente incómodo.
 

 

“Para mi la belleza de lo que va  arriba debe ser igual que la de abajo y la de afuera igual a la de adentro. Por eso me tomo mucho tiempo a la hora de diseñar cual será la forma de la suela en el momento en que estoy haciendo el muro de la plantilla (pestaña que se crea en la plantilla de montado). La forma de este muro tiene que guardar la correcta proporción a lo que será la suela final, sino se corre el riesgo de encimar las costuras y literalmente matar el zapato”.

Para ello al cubre cambrillón Norman agrega una tercera pieza de piel que modela para darle un terminado volumen lijándola acorde con las curvas de la suela.

Una vez listos los rellenos, se recortan las viras de acuerdo a como será estéticamente la suela. En el caso de mis zapatos caso los enfranques del zapato serán “cerrados”, tanto el interno como el externo, para de esta forma dar la sensación de que la suela desaparece por debajo del zapato. Esto es fácilmente apreciable si se le mira desde arriba.
Sin embargo, en la pare delantera decidimos que fueran serán “abiertos” para dar el marco a la punta y a los laterales como si se tratara de un cuadro.
 

 

Terminada esta fase, las suelas se recortan de un crupón – la parte de la culatadel cuero vacuno especialmente curtida para lograr la rigidez necesaria pero sin perder la flexibilidad que se necesita en pos de la comodidad -.

Las suelas hay que dejarlas en remojo un día para que se abra la fibra y estén listas para poder prepararlas y coser. A continuación se dejan orear una noche entre papeles para que la suela consiga cierta humedad.

“En tu caso y como los zapatos tendrán los enfranques cerrados, tendrán una forma en media caña que se hace con un hierro de lujar, nunca al devirar el zapato como en la industria, sino al momento de prepara la suela y una vez colada en el zapato. Para ello se tiene que rebajar ciertas secciones de la suela de una manera muy precisas para poder doblegarlas con el hierro de cantos. Las suelas se deben “acentar”, es decir, se debe sacarles el agua con un martillo sobre un mármol o un piedra de río. A continuación le damos un “liso”, esto es, una dureza en la parte exterior que evitará su desgaste con el paso del tiempo”. 

 

Estos zapatos Norman decidió coserlos doblemente para de esta forma hacer que todas las piezas – la plantilla, el corte, las punteras y los contrafuertes con las viras y estas con las suelas – quedaran firmemente, pero también de forma flexible, unidas.

Terminado este proceso la suela está lista para pegar e iniciar las costura. Este trabajo es bastante complicado ya que hay que conseguir que los rebajes y los grosores que se hicieron en la suela coincidan con los que se hicieron en la planta del zapato. De no ser así se además de romperse la armonía que se pretendía de la suela o el zapato este pisaría defectuosamente. 

 

Una vez colado se martilla y pinza para que los dos elementos queden unidos y se frota la suela con una palo de olivo o bosch para alizar la superficie y terminar de compactarla. Con la cuchilla se recortan los sobrantes de suela hasta dejarla prácticamente como estará una vez concluido todo el zapato. Con una lija y con un pequeño vidrio se empareja
cualquier arista que pudiera quedar. Igualmente, en la parte de los enfranques se pasa el hierro para darle la forma redondeada que se quiere.

Llegados a este punto solo queda levantar el hendido de la parte inferior de la suela y con una cuchilla bien afilada se hace un corte lo suficientemente profundo para poder alojar el hilo en la costura. Y una vez cosido se volverá a cerrar cubriendo y al mismo tiempo ocultando y protegiendo al hilo; algo esto último obligatorio también en los mejores zapatos RTW. 

 

“El hilo con el que se cose es de lino y se arma con tantas hebras como requiera el trabajo, 4/6/8  con las puntas escalonadas para poder luego enredarlas en la cerda. De no hacerlo así el hilo se atasca en el agujero y no se deslizan correctamente, por lo que la costura no queda bien tirada y los zapatos frágiles. Yo mismo lo experimenté con los primeros zapatos que cosí en Italia”.

Terminado el cosido es el momento de ponerse manos a la obra con tacón y lijado del zapato para luego patinarlos y lustrarlos. Pero esto lo dejamos para el último capítulo de la serie. 

 

“Siempre vuelvo al comienzo y a lo que
aprendí de otros: cerdas de jabalí, lino, cera de abeja, aceite de oliva,
resina. Una genialidad. No hay otro camino”. Norman Vilalta

El Aristócrata 

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COMENTARIOS

5 comentarios

  1. Buenos días,

    Espectacular, he de reconocer que la parte que más me gusta es la suela. Un trabajo impecable por parte de Norman y dentro de lo tradicional innovador pues esa vuelta de canto en el enfranque es una de sus singularidades y señas de identidad, así como la forma de punta de lanza de toda la suela .

    Mi enhorabuena a los dos que se que estarán disfrutando de todo el proceso.
    Un saludo

    Enrile

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  2. La verdad que no termino de ver unos zapatos en azul. Debe ser que soy demasiado conservador. Quizás si los pudiera ver en directo cambiaría de opinión. ¿Hay alguna marca que los haga en algún color además del marrón y negro?
    A.M.

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  3. Preciosos zapatos, sin embargo, mucho más allá de alguna ocasión de mucho sport en verano, no les veo utilidad alguna.

    Y, francamente, hay que ir muy sobrado de caudales como para hacerse unos zapatos a medida del sr. Vilalta para esas pocas ocasiones. Enhorabuena siendo ese el caso.

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