EL SECTOR DE LA ROPA ARTESANA EN LA ÉPOCA POST COVID

El profesional que piense que en cuanto vuelva a abrir la puerta de su sastrería o camisería todo volverá a ser como antes del Covid se equivoca.[...]

El profesional que piense que en cuanto vuelva a abrir la puerta de su sastrería o camisería todo volverá a ser como antes del Covid se equivoca. Nada lo será – al menos no en el corto medio plazo. En el largo, quién sabe…

El negocio de la artesanía (sastrería, camisería, zapatería etc.) no difiere en lo básico de otros negocios. Partiendo de la máxima de que las empresas quiebran por la caja, se trata de que a final del día quede un euro más en la caja de lo que ha salido. Tan sencillo o difícil como eso. Cierto que hay otros indicadores como BAI, EBITDA etc. que ayudan a entender las finanzas de una empresa. Pero no nos engañemos. Sin caja la empresa, antes o después, desaparece.  

Viene una época difícil para todos, no solo para los negocios artesanos. Todos, sin excepción, se verán impactados económicamente por una disminución importante en sus ingresos. Esperando equivocarme he aquí mi análisis de la situación y las soluciones que pudieran mitigar el problema:

1-Ser conscientes de la realidad. Engañarse no vale de nada. Hay que afrontar el problema. En situaciones de crisis las cosas son más probables de empeorar que de mejorar. Aún cuando en junio se pudiera volver a la calle las compras y el gasto en ropa poco se parecerá al del junio anterior. Porque a pesar de regresar a la “normalidad” habrá dos cosas que serán muy diferentes: la alegría y la situación financiera de todos nosotros. Sí, de todos, tanto de ricos como de pobres. Aunque no es lo mismo perder un 30% sobre millones que sobre miles, el efecto psicológico es parecido. Tan pobre se siente el que ha perdido 20 de sus 100 millones como el que ha visto esfumarse 2.000 de sus 10.000 euros. Pudiera ser difícil de entender para muchos, pero es una realidad. Y ante esta realidad el encargarse ropa a medida, teniendo el armario más o menos lleno para afrontar el inminente verano y otoño, no es prioridad. Además, el teletrabajo ha demostrado que muchos de los trabajos que hasta la aparición del Covid se hacían presencialmente en oficina se pueden hacer desde casa – con el consecuente ahorro para las empresas de alquiler de metros de oficina. Y muy pocos se enfundan su traje a medida para teletrabajar. De ser así el metro cuadrado de oficina también bajará por la menor demanda, pero esto aquí no es lugar de tratarlo. De la misma manera, parece que la actividad social durante el verano bajará en gran medida no necesitando ya tanta ropa.

Superado el Covid consumir ropa será secundario. Toca tapar agujeros. Tanto el de los 100 millones como el de los 10.000€, cada uno los suyos. No olvidemos que una de las peores cosas de las crisis es que se sabe cuando empiezan, pero no cuando acaban. Y solo por esto la tendencia será esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos en los próximos meses – seguramente un año – antes de emplear nuestros ingresos en algo que no deja de ser un capricho. Igualmente, la alegría/ilusión no es la misma que en junio pasado. Probablemente algunos de nosotros de haber seguido todo bien a estas alturas ya nos habríamos encargado alguna chaqueta o camisa para este verano. Sin embargo, cuando salgamos a la calle es muy probable que tengamos tantas cosas pendientes de hacer que la visita al camisero pueda esperar, si es que llega a producirse. 

2-Si tu sastrería, camisería etc. luchaba antes del Covid por llegar a final de mes ahora no lo conseguirás. Por duro que resulte hay que ser realista y tomar decisiones drásticas, aún cuando estas signifiquen emprender un nuevo camino. Mejor ingresar 0€ a perder cientos de ellos todos los días. Si algo nos enseñó la crisis del 2008 es que aquellos negocios que llegaron resfriados a ella se endeudaron o perdieron la vida pocos meses después.

3-Confiar en que el Gobierno haga algo es solo una perdida de tiempo. El Gobierno tiene infinitos frentes abiertos que requieren de nuestros exiguos ahorros. Aunque todos pudiéramos pensar que nuestros negocios son prioritarios para la economía del país seguro que hay otros todavía que lo son más. Pensemos por ejemplo en el enorme paro que este virus va a generar o en el gran bajón de la hostelería, el turismo o las compañías aéreas. Cualquiera de estos sectores es más importante, en términos de generación de empleo e ingresos, que el artesanal. 

4-No habrá temporada verano 2020. Y seguramente tampoco otoño 2020. Sin plena seguridad de volver a nuestros puestos de trabajo antes de verano, carece de sentido salir de compras. Muchas de nuestras sastrerías y camiserías también ofrecen a sus clientes complementos y ropa de confección. Desgraciadamente la mayoría de esta ropa fue encargada y pagada por ellos antes del encierro. Esto significa que no les queda otra que al mismo abrir la tienda sacarla con enormes descuentos para intentar darle salida lo antes posible. Quien piense que todavía tiene meses por delante para poder venderla a su precio normal antes de dar entrada a las rebajas puede que nunca la llegue a vender. Vivimos una situación totalmente anómala y como tal deben ser nuestras acciones. 

Diagnosticada la enfermedad toca estudiar las soluciones. Y me temo que si bien hay soluciones que pueden hacer mejorar la salud del enfermo, no le devolverán, al menos en el corto-medio plazo, la  que gozaba antes de enfermar. Dentro de estas soluciones se me ocurren (ojalá podáis vosotros añadir alguna más) las siguientes: 

1-Durante el tiempo de confinamiento ofrecer promociones a sus actuales clientes. Esto es algo que ya deberían haber hecho aunque me temo que no ha sido así. Si tú sastre, camisero o zapatero cuentas con el patrón de un cliente llámale y ofrécele empezar a confeccionarle una nueva chaqueta, camisa o zapatos mientras se levanta el encierro. Así una vez levantado tendrá su nuevo encargo prácticamente listo. Sé imaginativo y piensa que si no ofreces algo extra a ese cliente posiblemente prefiera ir él mismo a tu tienda a elegir la prenda por su propio pie cuando ya sea libre de hacerlo. Ofrécele un descuento importante y envíale un muestrario donde él poder escoger la tela. Puede que no ganes lo que ganabas antes con esa prenda, pero al menos estarás ganando algo y tu negocio seguirá funcionando.

Debemos ser conscientes de que para sobrevivir habrá que pasar una ola muy alta que se nos viene de frente con toda su fuerza. Para conseguirlo mejor ingresar un euro todos los días que esperar a volver a ingresar los 2 euros que se ingresaban antes del covid. Puede que de esperar a ver esos dos euros la ola ya nos haya pasado por encima y nos haya llevado con ella. Estoy convencido que a muchos clientes de sastrería y camisería si su sastre o camisero les hubiera llamado con un ofrecimiento similar se hubieran encargado más de una prenda. 

2-Si tú sastre vas a sufrir, también tus empleados, proveedores, arrendador etc deben hacerlo contigo. Todos deben ser conscientes de que de aquí si no sale adelante el dueño del negocio tampoco lo harán los trabajadores. Toca apoyar el hombro. El trabajo va a escasear y los gastos todos sabemos que no se verán reducidos en la misma proporción. Por ello, los empleados deben admitir reducciones de jornadas, flexibilidad de horarios, reducciones en el salario… Igualmente, el arrendador debe repensarse subir o, incluso, mantener la renta del local. Si no lo entiende toca cambiar de local; precisamente en una situación como esta empezará a haber bastantes libres y los precios serán más que competitivos. Los proveedores de telas también tendrán que hacer un esfuerzo y ser flesiblesen cuanto a las fechas de cobro. El sastre por su parte debe hacer sus números pensando que el precio pre covid no puede ser el mismo que el post covid. La situación de sus clientes, incluso la de los más acaudalados, no es la misma. Y curiosamente no son pocas las veces donde los más adinerados son los más “tímidos de bolsillo”.

3-La salvación puede pasar por la unión. Aunque a ningún sastre le guste la idea, si quiere sobrevivir puede que no le quede otra que unirse con otro sastre. Salvadas las diferencias entre uno y otro deben pensar en lo que ganan. Y lo que ganan puede ser algo tan fundamental como sobrevivir a esta crisis. Uniéndose, ambos conservan sus actuales clientes. Los pedidos de estos si bien pueden llegar a suponer la mitad de antes del coronavirus seguirán estando ahí. Uniéndose se paga solo un alquiler, solo un taller, solo una factura de luz etc. En definitiva, si bien los ingresos pueden reducirse a la mitad también lo hacen los gastos. De seguir cada uno por su cuenta, los ingresos serán la mitad pero los gastos seguirán siendo los mismos que siempre, es decir, los gastos pueden superar a los ingresos y consecuentemente será cuestión solo de meses el que la sastrería /camisería termine cerrando. 

4-Buscar nuevos caminos. No me gustaría que nadie pensara que no tengo esperanza en estos oficios centenarios a los que tanto muchos amamos. Pero como dije al principio toca ser realista y afrontar la situación como viene sin pararnos a llorar por lo que pudo ser pero no fue. Pocos profesionales serían tan buenos de cara al público aconsejando a clientes como sastres, camiseros y zapateros. Los que ya estuvieran resfriados antes del Covid pueden encontrar un buen cobijo hasta que pase la tormenta como responsables de las secciones de sastrería o camisería de los grandes almacenes. ¿Se imaginan a un zapatero artesano al frente de la sección de zapatería de estos almacenes o de alguna tienda especializada tanto en España como fuera de nuestras fronteras? Finalmente, las grandes marcas de moda han incorporado secciones bespoke que aunque pudieran no tener la gran calidad de las sastrerías artesanas seguramente cuenten con mayor musculo financiero para pasar la crisis. Y un profesional experimentado siempre es bienvenido. En definitiva, creo que toca tener plan B, y estar trabajando ya en él, por si la ola que acecha es mucho más alta de lo esperado. 

Indudablemente, también se abren oportunidades para quien quiera verlas. Telares en situaciones financieras complicadas, tiendas artesanas míticas con gran pasivo, traspasos etc. que aquel que disponga de visión y medios podrá adquirir por precios de lo más competitivos. 

El Aristócrata

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COMENTARIOS

10 comentarios

  1. Muchas gracias por el articulo, algunas verdades del tamaño de una catedral. Esperemos que el sector (en general) no salga muy dañado y que los individuos que lo integran tengan la lucidez de dar los golpes de timón a tiempo. Saludos y mucha suerte.

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  2. Yo no adivino el futuro pero ojalá se equivoque en sus predicciones. Solo el tiempo lo dirá. Por cierto, muy acertada la frase de la semana. Ni que al pelo.
    Albert

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  3. Soy Benet Pluvinet SASTRE, y te felicita por este artículo donde tienes toda la razón. Estamos en un momento de cambios e incertidumbres pero quiero dar un poco de luz a este sector Artesanal.
    El Oficio de Sastre artesanal tiene el privilegio de que por el solo echo de crear desde zero, nunca nos faltará el trabajo. Pero eso si habrá quizás de hacer algunos ajustes: 1- Crear mas calidad en el producto y la atención personalizada al cliente.
    2- En mi caso, seguir avanzando en ofrecer Formación en Sastrería a medida artesanal de máxima calidad tanto en Cursos, Talleres y MasterClass presenciales, como por Online, en grupos e individualizados.
    3- Quizas es un buen momento para compaginar este Oficio con otro trabajo que nos ajude a llenar algún espacio, de manera temporal.
    Yo estoy convencido de que esto es una oportunidad que haciendo las cosas bien hechas, con ilusión, humildad y profesionalidad, la SASTRERIA A MEDIDA ARTESANAL i la Artesanía en general, saldrá muy reforzada.
    Saludos a tod@s.

    Benet Pluvinet
    Sastre

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  4. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. Sin crisis no hay desafíos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno. Suerte y seguro saldremos de esta.

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  5. Yo sólo tengo clara una cosa: en cuanto se normalice mínimamente la situación, voy a encargarle una camisa a mi sastre. Ahora, después de ver lo imprevisible que es todo, tengo más claro que nunca que hay que vivir y disfrutar lo máximo posible. Me pienso dar ese homenaje a mí mismo. Por el puro placer de estar vivo.

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